Presidente de Apeseg
Hace unos días, el congresista Alejandro Cavero presentó un proyecto sobre vouchers educativos que generó discusión en redes sociales. La idea de fondo es darles mayor poder de decisión a las familias para que escoja una escuela que ofrezca un mejor servicio para sus hijos. Este tema en efecto se ha intentado en otros lados y aunque la evidencia muestra que no necesariamente se logra el efecto anticipado, la idea nos llama a discutir cómo organizar un mecanismo que pueda mejorar el servicio de salud que reciben los ciudadanos.
Uno de los problemas de los servicios de salud, especialmente en el sector público, que enfrentan los ciudadanos es que cada financiador (SIS, EsSalud, Sanidades de FF.AA. y FF.PP.) lo obliga a atenderse en un único prestador (hospital público). Si dicho prestador no tiene capacidad de brindar el servicio de manera oportuna ya sea porque está colapsado de clientes o porque no tiene los insumos para atender la demanda existente (se malogró el resonador, no hay medicamentos, etc.), el ciudadano se pone detrás de una cola de desatendidos. Esa cola puede ser tan larga que retrase su atención varios meses con lo cual se pierde por completo la lógica de un sistema de salud que debe otorgar dicho servicio de manera oportuna. Así como se dice que justicia que tarda no es justicia, con mucha mayor razón salud que no se brinda oportunamente no ayuda.
Frente a esta situación los ciudadanos solo tienen dos opciones: la primera es permanecer en la cola y esperar que sus malestares no se agraven; y la otra opción es usar sus propios recursos, a pesar de que sean escasos, y que no deberían usarlos para pagar una tomografía o inclusive terminar pagando su operación en una clínica privada producto de la gravedad de las dolencias. No hace falta decir que esos gastos jamás le serán reembolsados, poniendo a esas familias en vulnerabilidad simplemente por la falta de un mecanismo que procure dar atención oportuna.
Esta falta de atención podría empezar a corregirse si a quien tiene un número alto de días en espera para una cirugía, que se encuentra listada dentro de unas previamente definidas, recibe automáticamente un voucher para ser atendido a un precio preestablecido en un conjunto de prestadores privados precalificados que se unan a este esquema. El punto crítico es que este servicio deberá ser pagado usando el presupuesto del financiador que no pudo atenderlo oportunamente y no por el usuario, para que exista un verdadero incentivo a atender a tiempo. El fijar un precio previamente simplifica el proceso y funciona además como un mecanismo donde se comparte riesgos entre financiador y prestador.
Este mecanismo lograría empezar a romper dos problemas de nuestro sistema de salud: el más obvio es la falta de atención oportuna. Pero, también serviría para empezar a corregir uno tan o más importante que es la falta de integración entre los diferentes subsistemas de salud. Esta integración debería servir para mejorar la atención a los ciudadanos, donde destacarán tres características: (i) oportuna, (ii) sin costo de bolsillo, (iii) de calidad.
El esquema propuesto puede ir graduándose de varias maneras. Se puede empezar con un pequeño número de casos, en función a un alto número de días que el paciente viene esperando en cola por una cirugía para hacerse acreedor del voucher, y luego ir reduciendo el número de días de espera hasta llegar a un nivel razonable de demora pero que imponga un máximo días de espera de cara al ciudadano. También se puede ampliar por el tipo de cirugías que se pueden incluir en este esquema. Es decir, se puede hacer de manera muy gradual midiendo el impacto concreto en la mejor atención de los ciudadanos.
Hasta aquí estamos logrando una atención oportuna y sin costo de bolsillo, ahora para cumplir con la tercera característica de tener un buen servicio, necesitamos garantía de calidad. Para ello, las IPRESS que quieran ser parte del esquema deben estar debidamente certificadas. No solo es que tengan espacio, sino que garanticen un servicio de calidad.
Esto permitiría un trabajo más complementario entre los diferentes subsectores que integran el sistema de salud en beneficio concreto del ciudadano con lo cual empezamos de manera muy pequeña, pero efectiva a romper con el problema de la falta de integración entre los subsistemas público y privado de salud. Esta solución permite mostrar que la integración debe ser pensada en el bienestar del ciudadano y poniendo incentivos para que los sistemas funcionen mejor.
La potencia de la idea de otorgar vouchers es devolverle el poder de elección al ciudadano, que la perdió al momento en que confiamos en que el Estado proveerá el servicio a cambio de nuestros impuestos o nuestras contribuciones. En ese sentido, con este mecanismo lograríamos que los ciudadanos escojan no seguir en la cola de espera por una atención de salud. ¿Quién empieza?