Managing Director Experian Spanish Latam
Allá por el 2011, el estudio Diversity and Inclusion: Fostering Innovation Through a Diverse Workforce, publicado en Forbes, indicaba que el 56% de las empresas con más de 10 mil millones de dólares en ingresos estaban de acuerdo en que la diversidad ayudaba a impulsar la innovación. En 2015, McKinsey & Company, en su estudio “Diversity Matters” confirmaba lo que hoy es un hecho: la diversidad es una ventaja competitiva que impacta a todo nivel de la organización y corresponde también un diferencial para atraer y retener talento, pues son las distintas perspectivas las que enriquecen el trabajo.
Frente a un panorama lleno de cambios y retos, las empresas de hoy, grandes y pequeñas, nos enfrentamos al desafío de tomar acciones concretas en cuanto a Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI). Por ello, estos pilares deben convertirse en la piedra angular de nuestro trabajo, y guiar nuestras acciones hacia dentro y fuera de la compañía.
Diversos estudios y especialistas indican que trabajar la diversidad, equidad e inclusión tiene muchos beneficios, tanto para la organización como para sus colaboradores y clientes. Por ejemplo, las compañías que son líderes en inclusión tienen una mejor reputación, lo cual las vuelve más competitivas y sostenibles en el tiempo. El estudio de 2020 de McKinsey & Company “Diversity wins: how inclusion matters”, encontró que el 55% de empresas que trabajan la diversidad de género y el 59% que apuesta por la diversidad étnica obtienen mejores resultados financieros. Asimismo, las empresas cuyo porcentaje de mujeres en cargos de liderazgo supera el 30%, evidencian un mejor rendimiento y, por consiguiente, mejores resultados de negocio. Y, en Perú, las mujeres también evidencian mayor iniciativa de liderazgo. Tal es así que, de acuerdo con el último estudio “La participación de las Mypes en la reactivación del país” realizado por Experian, se constató que, en los últimos 2 años, el porcentaje de mujeres que ha decidido emprender negocios propios se ha incrementado, llegando a representar 59 de cada 100 microempresarios.
Las empresas que apuestan por una cultura DEI también se caracterizan por presentar mayores niveles de retención de talento, y de satisfacción y fidelización de sus equipos de trabajo, especialmente de las nuevas generaciones, para quienes incluso llegan a ser factores determinantes. Esto, a su vez, se traduce en un mejor desempeño, lo que impacta positivamente en los clientes y en los resultados del negocio.
¿Qué podemos hacer para promover una cultura DEI? La respuesta no es una sola y dependerá del perfil y las posibilidades de cada organización. Aliarse con socios estratégicos o especialistas en temas de inclusión para desarrollar nuestra cultura DEI, y celebrar nuestras diferencias tomándolas como ventajas competitivas para desplegar nuestra creatividad e innovación, son dos alternativas que pueden llevar a nuestras compañías a alcanzar el objetivo. Lo cierto es que, sea lo que sea que hagamos, es necesario que los líderes de la compañía se encuentren comprometidos con la causa y que se siga apostando, desde los niveles más altos de la compañía, por una cultura de trabajo que brinde las mismas oportunidades a todos.