Gerente de comunicación corporativa de Claro Perú
La pandemia por la COVID-19 que empezó en el 2020, y continúa actualmente, obligó al mundo a repensar el rol que los distintos actores cumplen en la sociedad, la forma en que contribuyen al desarrollo y a poner especial atención en los impactos que genera la actividad humana.
A nivel empresarial e independientemente del sector, se hizo más evidente la necesidad de incorporar una cultura de gestión de riesgos e identificar los emergentes de forma oportuna. Además, los aspectos vinculados a salud y seguridad de clientes, empleados, cadena de suministro, digitalización y ciberseguridad, cobraron mayor importancia respecto a años anteriores (Impacto de la COVID-19 en las prioridades de la RSC/Sostenibilidad y en el rol de sus profesionales - DIRSE, EY España: 2020).
Se encuentran problemáticas sociales, ambientales y económicas que se visibilizaron e incrementaron aún más con la pandemia. Además, a nivel país intervinieron diferentes variables que acrecentaron los niveles de incertidumbre y vulnerabilidad. No obstante, uno de los sectores que no paró y facilitó nuestra adaptación a esta coyuntura fue las telecomunicaciones. La telefonía y la conexión a internet pasaron a ser necesidades básicas y junto con esto la implementación de una nueva forma de relacionamiento con el cliente y el reforzamiento de mecanismos que protejan la privacidad de la información y ciberseguridad fueron aspectos a los que se les puso especial énfasis.
Preservar las conexiones laborales, educativas, familiares y amicales a la distancia sigue siendo un reto que obligó a las empresas a acelerar sus planes de expansión, de fortalecimiento de cobertura de red y de modernización de infraestructura. Del mismo modo, se presentó la necesidad de continuar manteniendo contacto con los clientes y atendiéndolos, tomando en cuenta aforo reducidos en canales presenciales y las recomendaciones de salud y seguridad. Por este motivo, la industria ha ido desarrollando y expandiendo hacia sus clientes, el uso de canales digitales de auto atención y de atención asistida. De la mano con esto, el sector necesitó asegurar la ciberseguridad y privacidad de la información interna y de sus clientes, aspecto imprescindible para la generación de confianza.
Sin duda, las telecomunicaciones son un sector que desde el core de su negocio contribuye directamente al desarrollo de las personas, organizaciones y territorios, lo cual se ha hecho notar mucho más durante estos últimos dos años. Sin duda las estrategias de sostenibilidad del sector y de los actores que lo componen, deben centrarse en su aporte directo a las relaciones de la vida cotidiana de los ciudadanos, haciendo énfasis en la población rural que aún presenta grandes brechas de acceso a la conectividad (Observatorio Laboral: Informe de Análisis Sector de Telecomunicaciones - PUCP 2019).