Presidente de Adecopa y director del Colegio Alpamayo
Estamos en mayo y en el horizonte educativo nos encontramos con dos años prácticamente perdidos para la educación pública. Siendo realistas, la situación sanitaria lleva a vislumbrar que la parálisis educativa seguirá hasta fin de año. Urge, entonces, trabajar un plan eficaz de recuperación para el 2022. Y este plan tiene que estar listo para el mes de agosto de este año y así prever toda la logística necesaria para implementarlo.
Niños que se encontraban en el periodo más importante del desarrollo de habilidades entre los 4 a 8 años han perdido tiempo valioso, casi irrecuperable, y los mayores, han visto mermada sus opciones profesionales al no poder tener la preparación suficiente para enfrentar la enseñanza superior, técnica o universitaria. Más de seis millones de alumnos en la escuela pública de este país merecen algo mejor de lo que les hemos dado desde el punto de vista educativo.
El COVID-19 llegó al Perú para sacudir muchas de las deficiencias que tenemos como país y la falta de instituciones sólidas. El enfrentamiento político nos ha llevado a que desviemos energía en temas que no son necesariamente los más urgentes. Sin embargo, la pandemia ha conseguido mostrar el gran compromiso que tenemos con la educación de todos los peruanos.
Urge que el Ministerio de Educación, especialmente del nuevo Gobierno y los diferentes actores de la educación, reaccionen con liderazgo marcando la pauta para recuperar el tiempo perdido. No es momento para una ola de reglamentarismo que ahogue a los colegios. Los educadores deben hacer lo que saben hacer: educar.
Por ello, invocamos a las autoridades a trabajar junto con los colegios privados en el desarrollo de este plan. Muchos colegios privados han conseguido transformarse en un corto tiempo y continuar dando educación de calidad a sus alumnos. La educación privada ha estado y estará siempre al servicio del país, comprometidos con la educación, aportando su vitalidad y su ayuda. Es momento de unirnos de cara al Bicentenario para encontrar soluciones. Ya hay países que han enfrentado la crisis con mejores resultados de los que hemos podido alcanzar en el Perú.
Junto con ello, está la promesa de vacunar cuánto antes a los maestros como personas que se encuentran en la primera línea de batalla. En estas circunstancias donde emocionalmente existe un deterioro en las familias y en los alumnos, ellos cumplen además de su función docente un papel privilegiado en el soporte sicológico necesario. Son esa persona de experiencia en la vida capaz de escucharlos con paciencia y orientarlos, ayudando a los padres en la educación de sus hijos. El ejemplo nos lo ha dado Chile no solo con su rápida campaña de vacunación, sino por haber priorizado a los maestros habiendo alcanzado al 84% de ellos con el grado de máxima inmunidad.
Dejemos de estar adormecidos y sin capacidad de reacción. El país sigue andando como sonámbulo esperando darse contra la pared. Lo prioritario en este momento es tomar las riendas y caminar en una dirección firme, cara a recuperar el tiempo con optimismo de buen educador.
Tomemos acción en la educación ya.