Escribe: Jaime Aritio, gerente comercial de Renta4 SAB
(1 de setiembre) Agosto empezó con el pinchazo del “yen trade”, que se tradujo en el mini crash al deshacerse precipitadamente las posiciones de inversión financiadas en yenes, y parece estar terminando con la formación incipiente de lo que podríamos llamar el “dólar trade”, la toma de posiciones de inversión financiadas de forma creciente en dólares, bajo la idea de que el ciclo de bajadas de tipos que va a iniciar la Fed hará bajar al dólar y, por tanto, se podrán devolver dólares más baratos obteniendo así un beneficio.
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En ese viaje las bolsas han pasado de un amago de desplome a una subida espectacular. Muchos reclamaron que la Fed actuase en el momento álgido de la tormenta, bajando las tasas a toda velocidad para frenar la caída de los mercados. Sin embargo, con dinero abundante en el sistema y con la perspectiva de una muy probable bajada de tasas en septiembre, los elementos de contención de la caída estaban ya ahí, sin necesidad de que la Fed actuase de forma extraordinaria.
Precisamente el viernes pasado, y ya con el mercado completamente repuesto del susto, la Fed dijo de forma clara que en septiembre bajará tipos, basando su decisión en dos ideas. La primera, que la inflación está bajando y que se sitúa ya por debajo del 3%, en concreto, en el 2.7%. La segunda, y más importante, que el desempleo está ya en el 4.3% en EE. UU.
Asimismo, también llama la atención el cauteloso mensaje de la cadena minorista Target, que presentó buenos resultados (subiendo más de un 10% tras presentarlos) pero hizo una previsión tibia de ventas para el segundo semestre, puede ser otro indicador de lo mismo.
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La conclusión práctica es que a partir de ahora habrá que estar más atentos a los datos de empleo que a los de inflación. Más allá de las discusiones macroeconómicas, el discurso de Powell el viernes tuvo la virtud de encender a los mercados. El efecto fue inmediato y se proyectó en tres direcciones, subida de las bolsas, caída de la volatilidad y caída del dólar. Si unimos esos tres efectos podemos tener una explicación más clara de la rapidez y fuerza con la que se han recuperado los mercados de la pseudo - debacle del 5 de agosto.
La explicación es que la financiación en dólares está sustituyendo a la financiación en yenes, es decir, el “yen trade” está siendo sustituido por el “dólar trade”, ante la expectativa de una bajada del dólar ante la inminente bajada de tasas de la Fed, para con esa financiación seguir invirtiendo en activos y haciendo subir las bolsas.
Si esto fuese así, el riesgo de decepción puede venir por partida doble, primero porque no baje el dólar y segundo porque baje la Bolsa. En primer lugar, parece claro que si bajan las tasas bajará también el dólar, pero conviene contextualizar que la bajada será relativa ya que todos los bancos centrales, salvo Japón, también van a bajar sus tasas. Por otro lado, el crecimiento económico también influye en el valor del dólar y todo indica que EE. UU. seguirá creciendo bastante, en términos relativos lo hace al 3% frente al 0.5% de Europa.
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El segundo riesgo es que baje la bolsa. Si los inversores piensan que el dólar va a bajar tenderán a vender activos en dólares, lo que haría bajar la bolsa americana. Adicionalmente, la bolsa podría caer también por los resultados empresariales. Quedan ya muy pocos por publicarse, y precisamente acabamos de conocer los de Nvidia, que si bien han sido mejores a los estimados, vemos como la cotización de la acción caía en el after market por unas perspectivas que parecieran indicar un ligero enfriamiento de sus perspectivas de ventas (12% a 12 meses vs 15% anterior).
Pero dicho esto la lección que nos dejó el 5 de agosto es que los mercados no se mueven solo por la economía o por los resultados empresariales, porque a veces hay también claves financieras. A veces hay necesidad de vender no porque el valor del activo haya cambiado, o porque haya salido un mal dato económico, sino por necesidad también de las claves financieras que los mueven como es el apalancamiento cuando las premisas de ese apalancamiento se dan la vuelta.
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