Socio Estudio Muñiz
A puertas de culminar este 2021, conviene hacer un balance de los primeros cinco meses de este Gobierno y proyectar algunas tendencias para el año entrante.
En materia laboral, el Gobierno no ha tenido avances significativos. Más allá de dejar sin efecto, de manera equivocada, la regulación sobre la suspensión perfecta de labores normada por el DU 038-2020, y de legislar con poca claridad la exigencia de la dosis completa de vacunación para quienes laboren de manera presencial, omitiendo el dolor de cabeza que supone para las empresas contar con un gran número de trabajadores acumulando días de licencia pagados por compensar desde de marzo de 2020 sin poder trabajar, el tema prioritario consistente en la generación de empleo formal ha sido dejado de lado. Con una tasa de informalidad que sobrepasa al 70%, este tema de vital importancia debería ser la principal preocupación del Gobierno, pero parece que no es así.
Para este 2022 se consolidará el trabajo remoto (o teletrabajo) como modalidad de trabajo preferida por las empresas. Habiendo las compañías constatado las ventajas que trae el trabajo remoto para la organización, este 2022 será el año de su expansión. Se apostará por formas de trabajo mixto, alternando tiempo en casa y en la oficina o inclusive de trabajo 100% remoto. Queda pendiente el mejoramiento del marco legal existente para generar seguridad jurídica entre los usuarios de esta forma de trabajo.
Se afianzará la virtualidad en la resolución de conflictos laborales y se incrementarán las inspecciones laborales por parte de la Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral (Sunafil) en materias como la seguridad y salud en el trabajo, en particular en lo relativo a la normativa de prevención y control del covid-19 en el trabajo, vacunación del personal, intensificándose el empleo de herramientas informáticas como las comparecencias virtuales, casilla electrónica, correo electrónico, entre otras.
Avizoramos un aumento de los litigios, los cuales aún serán virtuales. Se prevé un año con una mayor cantidad de litigios laborales pues al haberse facilitado su tramitación por la virtualidad, es natural que exista una mayor demanda de los mismos. Nuestra poca cultura conciliatoria nos empujará hacia ellos.
Continuará la emisión inorgánica de normas laborales con impacto negativo en la inversión privada. La tendencia de los primeros meses de esta gestión gubernamental y del Congreso nos llevan a pensar en un 2022 en el cual se emitirán una serie de normas de carácter laboral que harán más rígidas las relaciones laborales en el sector privado.
Probablemente se incrementen los costos laborales en razón al anunciado aumento de la Remuneración Mínima Vital, la cual actualmente asciende a S/ 930 mensuales, habiendo ocurrido su último aumento en el año 2018. La medida resulta inoportuna pues impactará en los altos índices de informalidad laboral existentes, afectando especialmente a las microempresas. La situación económica en nuestro país hace esta medida inviable.
Se intentará emitir una Ley General de Trabajo por iniciativa del Ministerio de Trabajo. La codificación de la legislación laboral es positiva, pero debe hacerse de manera equilibrada. Para que ello ocurra se debe recurrir a un verdadero diálogo social, con la participación de los representantes de los empleadores y trabajadores. Sin embargo, la nueva norma seguirá aplicándose solamente a una minoría de trabajadores formales, por lo que, reiteramos, debe ponerse el foco en la generación de empleo formal.