(Foto: Difusión)
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Por Mariella Hague Pérez

Estratega y coach empresarial, CEO & Founder Paradero

El contexto de la pandemia es un gran PUSH en la toma consciencia personal y organizacional; muchas empresas reconocen la urgencia de ser adaptables, flexibles, ágiles y lo desean para pensar en sus modelos de negocios, procesos y propuesta de valor, pero al mismo pueden reconocer que las capacidades organizacionales no se instaurarán gracias a un “statement”, capacitación o campaña comunicacional.

Hoy los CEOs soñamos con empresas con: equipos colaborativos y auto-gestionados, alineados, altamente productivos, buen clima, índices de reputación con impacto en el vínculo con stakeholders y mucho más… pero claramente no basta con desear que pase; todo parte de desarrollar una mentalidad diferenciada, permeable y cuestionadora, y es que sin mindset no hay paraíso.

En los procesos de transformación e innovación vemos muchas veces cómo las creencias y juicios son los principales aceleradores o stoppers y cómo cualquier iniciativa o proyecto depende del mindset detrás de las personas que lo empujan; identificar desde qué mentalidad se comunica tu equipo, o con qué mentalidad asumen el trabajo te permitirá sostener la rentabilidad y desempeño, adaptarte al contexto o generar soluciones innovadoras. Los juicios que se tienen sobre otros, sobre el proyecto o el desafío impacta en si apoyo, liderar o mantenerse al margen de el.

Mindset tradicional dice: Yo ya cumplí mi parte. Hace: Termina rápido para cumplir. Siente: ¿Por qué voy a cambiar si así lo hice siempre y funcionó? Piensa: El procedimiento es así y punto. Mindset agilidad dice: ¿Y si lo que hago no agrega valor? Hace: Experimenta y valida con el cliente. Siente: Que de colaborar y estar al servicio de otros. Piensa: ¿Cómo podríamos mejorar el proceso para generar valor?

A inicios de este año una empresa muy exitosa en el mercado, nos invitó a trabajar con ellos para ayudarlos; ellos no entendían por qué a pesar de impulsar capacitaciones, sensibilizar sus campañas comunicacionales internas, no conseguían que sus equipos trabajaran de manera colaborativa. La creencia enraizada “Si somos exitosos, si logramos nuestras metas y somos el primero en el mercado, ¿por qué necesitamos cambiar?”, este pensamiento fue reconocido como el gran stopper para la apertura al cambio, solo después de lograr consciencia organizacional, se produce el destrabe para la permeabilización. Trabajar en el desarrollo del mindset, no es un trabajo conductual, ni actitudinal, es un trabajo de conexión, descubrimiento y activación.

Recientemente fuimos invitados por una empresa industrial para ayudarlos a resolver un problema de desarrollo de liderazgo, durante el proceso encontramos que el problema principal no radicaba en las capacidades de los líderes sino en las expectativas del equipo no conversadas, que generaban que se otorgaran calificaciones bajas en las evaluaciones de sus jefes. Muchos miembros de los equipos tenían expectativas sobre sus líderes, sin embargo, éstas no se habían validado en ningún momento, no eran un acuerdo mutuo; una expectativa está en el ámbito de la responsabilidad de la persona que la genera, una promesa (un acuerdo) en el ámbito de acción de ambas partes.

El mindset de innovación, de crecimiento o ágil, nos lleva de la consciencia a la posibilidad de elección, y eso construye accountability. Hoy más que nunca necesitamos “agilidad”, esa capacidad de cambiar de dirección con rapidez y fluidez cada vez que el mercado lo demando, para ello el camino más sostenible es invertir en desarrollar esa mentalidad, es el mindset instaurado el que permeabilizará y soportará todas las herramientas tecnológicas, prácticas de innovación y procesos de agilidad en el negocio.

Entonces sin importar el tamaño de nuestra empresa nos toca hacernos cargo, trabajar en entrenar ese “mindset” que nos permita diseñar el futuro que necesitamos para ser sostenibles en el mercado y el mundo de hoy.