Director de la Fundación ORP
Cuando recordamos el COVID-19, es fácil recordar las épocas de encierro, los contagios y muchos problemas que, como sociedad, nos vimos obligados a atravesar. Sin embargo, a veces olvidamos que este también tuvo un impacto significativo en la salud mental de la población durante casi dos años.
Según el último informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicado en 2022, durante el primer año de pandemia hubo un aumento del 25% en los problemas de salud mental a nivel global. La adopción generalizada del teletrabajo como respuesta a la necesidad de mantener la productividad llevó a un incremento de la incertidumbre y el miedo, agravando los efectos del aislamiento y la soledad.
Aunque existen estudios sectoriales que analizan los efectos del teletrabajo durante la pandemia, aún no se han publicado resultados globales sobre su impacto en la salud mental fuera de este contexto. Es importante tener en cuenta que no ha pasado suficiente tiempo desde el fin de la pandemia para realizar una evaluación exhaustiva de sus consecuencias.
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No obstante, resulta alentador ver que no sólo especialistas en seguridad y salud (SST) en el trabajo, tras la pandemia, están recordando constantemente la importancia de la conciencia sobre la propia seguridad, sino que también la alta dirección está liderando este enfoque. Esto se debe a que están más presentes en los órganos de dirección y toma de decisiones. También los propios trabajadores están más conscientes de los riesgos y las consecuencias tanto para su seguridad personal como para la de su entorno.
La gestión de la seguridad y salud en el trabajo debe ser un interés estratégico compartido por todos en la empresa, desde la alta dirección hasta los compañeros de trabajo a los propios empleados. Tras el regreso a las oficinas y el gran apogeo del trabajo híbrido, se ha adoptado un enfoque holístico en el que el trabajo se adapta a la persona y no al revés.
Ante ello, la coexistencia de diversas generaciones en el lugar de trabajo ha permitido enriquecer la experiencia y aporta ventajas en la transformación digital ética. Por tal motivo, cada vez más se abordan temáticas de interés social, tales como la sostenibilidad, la transición ecológica, la preservación de la ética y la equidad en el desarrollo y el uso de la inteligencia artificial (IA).
De tal manera, la SST se convierte en una responsabilidad y un desafío que requiere proporcionar todos los recursos físicos, humanos, administrativos, tecnológicos y de conocimiento necesarios para garantizar una salud plena. El objetivo es que las personas salgan del trabajo en el mismo estado de bienestar o incluso mejor del que tenían al ingresar.
Para lograrlo, es importante identificar fortalezas, corrigiendo desviaciones, promoviendo la interacción y valorando el bienestar de todos, con la confianza de que toda la organización está comprometida con su cuidado. Hay que recordar que este es un camino de doble dirección, siempre.
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