Escribe: Miguel Leiva, vicepresidente de Research Renta Variable de Credicorp Capital.
En las últimas semanas, uno de los temas de mayor atención ha sido la aprobación del séptimo retiro de fondos de las AFP. Más allá de reiterar que es una mala decisión, entre otras cosas porque el ahorro y su espejo que es la inversión explican gran parte del crecimiento de cualquier país, ahora que ya ha sido aprobado está en manos de cada aportante decidir si retira o no sus fondos, en caso tengan saldo disponible, y en caso lo hagan, cómo utilizarán dichos fondos.
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Lo primero que se debe decir es que en cualquier caso estos fondos deben mantenerse como un ahorro destinado para atender las necesidades de cada persona, una vez concluya su periodo laboral. Tomando en cuenta ese objetivo, existen varias opciones de inversión que pueden servir para tal fin. En el mercado de capitales están los mismos fondos de libre disponibilidad de las AFP, los fondos mutuos, los bonos, los depósitos y las acciones, entre otras alternativas. Cada una de estas opciones tiene un perfil de riesgo y rentabilidad distinto, el cual cada persona debe considerar según sus propias condiciones. En el caso de las AFP, por ejemplo, existen cuatro tipos de fondos que van desde el que tiene la menor volatilidad (Fondo 0), que es más recomendable para personas que ya están cerca a su edad de jubilación para garantizar cierto nivel de pensión, aunque la rentabilidad suele ser menor; hasta el de mayor volatilidad (Fondo 3), que es más recomendable para personas jóvenes dado que tienen un horizonte de tiempo mayor hasta su jubilación y en ese plazo se pueden lograr rentabilidades más atractivas.
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Precisamente, este último fondo tiene una mayor exposición a acciones listadas en la Bolsa de Valores de Lima (BVL), que también presentan una alta volatilidad, pero con un retorno a largo plazo potencialmente mayor. Como referencia, en los últimos 20 años el Índice General de la BVL ha tenido una tasa de rentabilidad anual compuesta de 12%. Eso quiere decir que, si hace 20 años uno invertía S/1,000 en un fondo de acciones que replicara dicho índice, hoy tendría cerca de S/10,000 sólo con dicha inversión inicial, siempre que el capital y las ganancias generadas se mantengan en el fondo. Ese es el gran poder del interés compuesto que se puede aprovechar en la BVL, así como en otros activos. Con un ahorro constante y una inversión adecuada del mismo, uno debería poder acumular un fondo que ayude a cubrir las necesidades futuras, en particular en la etapa de jubilación.
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