Country Manager de Libertex Américas Perú
El entorno siempre ha sido complejo. La guerra entre Rusia y Ucrania, la inflación global, los problemas en cadenas de suministros, el precio del petróleo y otros factores nos ponen cerca de un gran riesgo de recesión. Lo previsible era que el crecimiento económico se ralentice y que enfrentemos una inflación más persistente. El Banco Mundial considera que el crecimiento global se desacelerará en 2.9%, en este 2022.
Ante la creciente inflación, los bancos hacen esfuerzos por controlarla subiendo las tasas de interés, y lo seguirán haciendo. Los ingresos de la exportación y la situación fiscal de algunos países exportadores de materias primas se han visto beneficiados, pero se enmarcan en un entorno más ralentizado. En Perú, el aumento de la producción minera podría haber sido una garantía; sin embargo la incertidumbre ejerce un impacto en la inversión.
Para los inversionistas la inestabilidad no es una novedad. Los más grandes no pueden considerar que existe refugio seguro y sin riesgos, pues hasta los mercados de bonos cayeron; sin embargo para los inversores particulares existe un margen de maniobra distinto. De estos últimos, aquellos que se desarrollan en el trading, tienen la posibilidad de tener refugios más estables al mover dinero en otros países, menos susceptibles a la desvalorización monetaria o la coyuntura política, por ejemplo.
Más allá del tipo de inversor, la flexibilidad, la mirada más allá del corto plazo y la gestión de los riesgos terminan siendo más claves en su toma de decisiones. La apuesta por la diversificación en mercados es más frecuente y más en sectores aún rentables.
Existen dos factores bien relevantes para los inversionistas: “la sostenibilidad” y “la especulación”. Muchos grandes inversionistas están asignando responsablemente sus activos, con mirada de largo plazo, valorando el tipo de empresas y proyectos donde la sostenibilidad (basada en responsabilidad ambiental, desarrollo de la diversidad e inclusión, entre otros) es estratégica.
La especulación sigue siendo preponderante. En los inversores particulares, e incluso en los que ya se movilizan en entornos digitales, la especulación basada en analítica es clave. Sobre todo si se entiende, como suele pasar en el trading, que la incertidumbre no es una mala oportunidad para mirar a largo plazo y comprar, o todo lo contrario, considerando que las caídas no duran para siempre y que un mercado “alcista” volverá.