Presidente del Directorio de Agrícola Chapi
No dudo de que todos los peruanos queremos el desarrollo, y por eso creo que son muchos los que comparten conmigo la preocupación de ver poco a poco cómo se va desacelerando y apagando nuestro país. El motor de crecimiento, que es la inversión privada, se ha estancado, lo que tiene impacto directo en el Perú.
Es triste ver cómo estamos perdiendo la oportunidad de crecimiento y de mejorar la calidad de vida de la población por falta de atracción de la inversión privada, tanto de inversiones locales como de extranjeras.
Un efecto directo de la falta de inversión que enfrenta nuestro país es la disminución del empleo formal. Según el Instituto Peruano de Economía (IPE) los ingresos reales son 12% menores a los que existían en prepandemia, producto del incremento de la informalidad (la OIT colocó al Perú como el país más informal de Latinoamérica) y del retroceso de los salarios. Esto se agrava debido a la inflación que incluido agosto ya viene acumulando un alza de 6.30% durante el 2022.
Si se ejecutaran los más de US$ 30,000 millones de inversiones pendientes en infraestructura se generarían alrededor de 1,7 millones de empleos formales en el país, según la Asociación para el Fomento de la Infraestructura Nacional (AFIN). Ahí es donde debería centrarse el foco del actual gobierno a fin de incentivar la economía y promover el empleo formal. Sin embargo, lamentablemente, pasa todo lo contrario. ProInversión aplazará la adjudicación de proyectos por US$ 733 millones.
El inicio de la paralización de los proyectos de infraestructura comenzó a darse por el caso Lava Jato y hasta el día de hoy no se han logrado reactivar con el dinamismo y urgencia que demandamos. Hay brechas que debemos cerrar ya no solo para ser competitivos, sino también y sobre todo para sobrevivir.
Los peruanos tenemos una gran capacidad de gestión, uno de los mejores capitales humanos de la región, solo falta recuperar la confianza de los inversionistas en nuestro país, lo que al parecer en este gobierno todo parece indicar que no ocurrirá. Sin embargo, es nuestro deber como empresarios facilitar y promover las inversiones responsables, que generen empleo y aporten al crecimiento del país. No podemos olvidarnos, a pesar de la gran incertidumbre y la falta de rumbo, de nuestro rol.
Los invito a tomar acción, a incentivar cada uno desde su espacio la inversión privada y a presionar para que los proyectos de infraestructura se ejecuten en el más breve plazo. Lideremos el crecimiento de nuestro país.