Socio de Asesoría Financiera de Deloitte Perú
El Fondo Monetario Internacional (FMI), actualizó las proyecciones económicas del mundo en su último informe de octubre de “Perspectivas de la Economía Mundial”.
En este documento, se estima que la economía mundial decrezca un 4.4%, lo que representa un 0.8% más de lo que se contemplaba en junio y un 1.1% menos de lo que se esperaba en abril. Estas variaciones responden principalmente a cómo las nuevas olas de contagio están afectando a cada una de las economías.
En este contexto, las economías avanzadas venían presentando un mejor comportamiento respecto al previsto (probablemente porque no se contemplan todavía las olas de octubre y noviembre de este año), frente a las perspectivas en las economías emergentes, cuyas expectativas han seguido empeorando en comparación con las proyecciones de abril y junio.
En un escenario futuro, y si todo va bien, el FMI estima que el PBI mundial crecería un 5.2% en 2021 y un 6.0% en los países emergentes. Sin embargo, la zona de América Latina y El Caribe se ha visto más impactada (8.1% de caída en 2020) y de acuerdo al mismo informe, se esperaría una recuperación más lenta (solo del 3.6% en 2021).
Dentro de América del Sur, las caídas más pronunciadas en el PBI para 2021, sin considerar a Venezuela, corresponden a Perú (13.9% en 2020), Argentina (11.8%) y Ecuador (11.0%).
A pesar de ello, la realidad es que todas estas variaciones finalmente dependerán de la evolución de la pandemia y de entender cómo van evolucionando los temas clave, y cómo aplicar las medidas adecuadas en cada momento, dado que la particularidad de esta crisis es que viene siendo generada por un shock de oferta y de demanda.
En términos macroeconómicos, los temas cuya evolución tendremos que mirar en detalle para establecer las políticas adecuadas serán los siguientes: inflación, desempleo y la evolución del precio de las materias primas.
La inflación podría verse afectada con las futuras inyecciones de liquidez, este será el principal tema a tener en cuenta.
El desempleo generado por el impacto en las curvas de oferta tendrá que ser apoyado por políticas fiscales, especialmente orientadas a los sectores e industrias más afectados por la crisis.
El precio de las materias primas es otro punto crítico, especialmente para Perú. La acertada respuesta de China frente a la pandemia, quien sigue recuperándose hacia sus niveles de producción habituales, favorece a la recuperación más rápida de las exportaciones peruanas, que le permitirá contrarrestar otros efectos negativos en otros sectores.
Si bien, las políticas conservadoras del Perú en los últimos años han ayudado a afrontar esta crisis con mejores perspectivas que otros países de la región, hay varios aspectos que conviene resaltar. Es importante mantener unidad política, así como políticas de mediano y largo plazo, consistentes, y orientadas no solo a medidas que amortigüen el impacto de la crisis en conceptos como la liquidez y la insolvencia, el desempleo o la inflación; sino que, a la par, no comprometan el crecimiento a largo plazo.
Ahora más que nunca tenemos que estar preparados, y para eso se requiere unidad, conciencia e inteligencia para tomar las medidas adecuadas que ayuden a paliar esta crisis, con la expectativa de que no solo la pandemia puede empeorar, sino también tener en cuenta otros escenarios adversos, como guerras comerciales internacionales, inestabilidad política internacional o desastres naturales podrían profundizar más esta crisis.