Escribe: Joswilb Vega, CIO de Profuturo AFP.
A inicios del 2022 todos los economistas estimaban que el PBI de Estados Unidos iba a caer, ya que los estímulos por el covid-19 cesaron y las tasas de interés estaban en niveles contractivos para controlar la inflación. Ese año la renta variable y fija cayeron 18.1% y 15.2% respectivamente. Contra todo pronóstico, el PBI creció 1.9%, las ventas minoristas en 5.3%, el desempleo se contrajo un 3.6% y los márgenes de las empresas alcanzaron 11.2%.
Frente esa dinámica, la recesión se trasladó al 2023 y el Banco Central se vería obligado a bajar las tasas para reanimar la economía. Así, la renta fija subió 3.6% y la renta variable 26.3%. Ese año tampoco hubo recesión, el PBI creció 2.5%, el desempleo se mantuvo en 3.6% y las ganancias de las empresas subieron en 1.5%.
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Entra las razones para esperar una recesión están las tasas de interés en niveles contractivos que inducirían a las economías a enfriarse ya que “algo tiene que romperse”. Además, los altos niveles de inflación debieron haber erosionado el bolsillo de los consumidores, del Estado y las ganancias de las empresas, pero nada de eso pasa hasta ahora.
Los agentes económicos se las han arreglado para ser menos sensibles a las altas tasas de interés e inflación. Las empresas están mucho menos apalancadas, son más eficientes y tienen más control sobre su estructura de costos y precios. De igual forma, los consumidores tienen menos deuda, más ahorros y hay más demanda laboral (por cada 10 puestos de trabajo abiertos hay siete desempleados).
Algo que puede explicar esta menor sensibilidad de la economía a las tasas de interés puede ser la dinámica de la productividad. Entre 1996 y 2004, la productividad creció 3.1%, entre el 2005 y 2019 lo hizo en 1.5%, pero entre el 2020 y 2023 lo hizo en 4.9%. Esta aceleración de la productividad fortalece a toda la economía mientras la inflación converge al rango meta, por lo cual no sería necesario que la Reserva Federal baje las tasas de interés como el mercado espera.
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Detrás de este fenómeno estaría la masificación de la Inteligencia Artificial (IA), y al contrario de lo que piensa el mercado, no estaríamos por terminar un ciclo económico, sino iniciando uno nuevo, impulsado por la IA en todos los sectores de la economía. La regla de Moore, la cual afirma que el poder computacional se duplica cada año, habría terminado, ahora estaríamos frente a la ley de la digitaplicación, bajo la cual si un recurso o proceso se digitaliza, su valor crece de forma multiplicativa.
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