Socio Director de SOA Professionals LATAM
Existen grandes compañías que están invirtiendo cuantiosas sumas de dinero en el metaverso. Tal es el caso de BMW que en colaboración con Nvidia y su propio metaverso (“Omniverso”, como así lo llaman), construyeron -recrearon- una réplica digital de una de sus fábricas para que entre otras actividades, sus diseñadores se reúnan a través de avatares fotorrealistas completamente creíbles y puedan trabajar juntos en el diseño de vehículos. Igualmente SIEMENS y sus más de 150 años de historia empiezan a saborear su “metaverso industrial” para la construcción de nuevos productos. En plena pandemia, artistas muy importantes realizaron conciertos virtuales transmitidos en metaverso.
Solo la empresa Sony ha invertido US$ 1,000 millones, y es uno de los jugadores más modestos del metaverso. Facebook y Microsoft están invirtiendo cada uno, aproximadamente entre US$ 10,000 y US$ 15,000 millones para construir su metaverso. En el 2020, el metaverso en conjunto valía aproximadamente US$ 40,000 millones, al 2024 se estima que valdría US$ 800,000 millones. En unos 10 a 15 años probablemente estará entre US$ 10 y US$ 30 billones, según Bloomberg.
El metaverso es el futuro del internet pero esta vez en tres dimensiones, la forma en cómo nos vamos a comunicar o relacionar en el mundo virtual. Esta evolución nos permitirá convivir entre entornos virtuales y reales, a través de avatares que harán más vivencial la experiencia virtual.
Y, a diferencia de lo que ocurrió con la World Wide Web (WWW) en el internet con el que hasta ahora convivimos, el cual es centralizado y controlado, el Metaverso será descentralizado, no habrá control, no habrá gobierno, será las mismas personas que se autocontrolarán, por eso existe hoy en día una discusión respecto a quién manejará ese control o descontrol.
Gracias al metaverso, se agilizará la transaccionalidad de las compañías, la presencia de marca y el modelo de negocio será mucho más dinámico. Las compañías podrán realizar conferencias virtuales de gran escala sin la necesidad que nadie se mueva de sus casas, con convivencia real, en un mundo entre la realidad y avatares - a través de las gafas de realidad virtual -lentes que nos permitirán sumergirnos en el metaverso con un alto rango dinámico - que harán que ese momento sea vivencial, y no en un espacio físico, sino virtual.
¿Por qué las compañías deberían invertir en el metaverso? Simplemente porque la revolución ya empezó y no hay marcha atrás. El proceso es similar cuando la “WWW” empezó, muy pocos le tenían fe, será exactamente lo mismo. Próximamente el mundo estará conviviendo dentro de lo real, la ficción y lo virtual, estimándose que para el 2026 una cuarta parte de la población en el planeta dedicará al menos una hora al día, ya sea para estudiar, trabajar, sociabilizar, hacer compras o por mero entretenimiento.
En el Perú ya está empezando, por ejemplo hace unas semanas una de las empresas peruanas más exitosas en América, que apuestan por la belleza y el cuidado de la piel, realizó su primera hackathon abierta al público para crear y aportar al metaverso de su compañía. Así, se van sumando empresas vinculadas al consumo masivo, retails, compañías de seguros, bancos, servicios públicos, entre otros. Las empresas no pueden darse el lujo de esperar a que el metaverso evolucione por completo para empezar a experimentar e invertir en él.
Finalmente, al hablar del metaverso también hay riesgos como la seguridad de la información. Si hablamos de la actual versión Web 2.0, existe el riesgo latente de información, de ciberseguridad, de asaltos y robos cibernéticos. Es por ello que, el Metaverso tiene que empezar evitando cometer los errores que se suscitaron al crear “la Web”.