Profesora e investigadora de la Universidad del Pacífico
El reciente y desangelado proceso electoral muestra una enorme fragmentación política, donde los electos gobernadores y alcaldes son, en muchos casos, actores nuevos, con poca o nula experiencia pública y pocos pertenecen a partidos políticos de carácter nacional, es más, podríamos decir que la gran mayoría forma parte de movimientos políticos regionales y/o locales que se formaron, en muchos casos, solo para estas elecciones. No es una novedad, desde hace tiempo ha primado la elección de estos movimientos y frentes en los gobiernos subnacionales y con ello la desarticulación de las acciones de política pública entre los diferentes niveles de gobierno.
Prueba de ello es que después de cada proceso electoral, el proceso de inversión subnacional se retrasa, hasta que el proceso de aprendizaje de las nuevas autoridades y su equipo de confianza se consolida. Esto es resultado del propio diseño del proceso de descentralización, que distribuyó competencias y recursos financieros, pero no fortaleció capacidades a nivel local y regional; la falta de visión para el diseño de políticas públicas para el desarrollo en el territorio; la poca estabilidad de las burocracias subnacionales y, en general, el caos de nuestra organización política. La prospectiva de logros a nivel subnacional no es favorable. Las promesas que escuchamos no atienden a las necesidades de sus respectivas circunscripciones, no están bajo la competencia de sus administraciones o no obedecen a una estrategia de planeamiento que pueda llegar a ejecutarse con los presupuestos asignados.
Sin embargo, las autoridades subnacionales son claves para el desarrollo económico en sus circunscripciones, pueden tener instrumentos de gestión que impulsen el desarrollo social y productivo, fortaleciendo su tejido empresarial y generando empleo de calidad. El inicio de las nuevas gestiones es una oportunidad para acompañar a las autoridades electas en la mejora de sus políticas y su gestión. En ese sentido, el Centro de Investigación y la Escuela de Gestión Pública de la Universidad del Pacífico han hecho un esfuerzo propositivo de políticas públicas, llamado Agenda 2022, que pone en las manos de las nuevas autoridades diez trabajos de investigación que pasan por temas tan diversos como estrategias de mejora de inversión pública, la asignación de recursos presupuestales y el canon, así como mejora de los sistemas logísticos, el manejo de los residuos sólidos, las mejoras de capacidades institucionales, la inversión en prevención de desastres naturales, desarrollo productivo y la inserción a los mercados internacionales.
Formo parte del equipo de investigadores que contribuyen en este proyecto, centrándome en las acciones que los gobernadores podrían tener para facilitar el acceso a los mercados internacionales al tejido empresarial de sus respectivas regiones. El éxito exportador de nuestro país, logrado por la apertura a través de los tratados de libre comercio, requiere de políticas internas para potenciarlo a lo largo y ancho del país, de allí que los gobiernos subnacionales tienen un rol crucial para aprovechar esta apertura, sobre todo para sectores como la agricultura y los servicios.
El Perú ha hecho un esfuerzo de planeamiento a nivel subnacional a través de los Planes Regionales Exportadores (PERX), vigentes hoy y con prospectiva al 2025, donde en todas las regiones se han identificado brechas y algunas políticas y acciones para potenciar sus actividades exportadoras, incluso se crearon por ordenanzas regionales los Comités Regionales Exportadores (CERX), donde participarían todos los actores productivos en el seguimiento de esos planes. Sin embargo, estos planes no muestran mayores avances, salvo contadas excepciones. La razón es que los PERX son de carácter voluntario, y con ello no se incorporan al proceso de planeamiento institucional y luego al Presupuesto de la República. Sin disposición de recursos, no hay forma de generar resultados.
La propuesta es incorporar estos planes a los planes de desarrollo regional concertados y de allí hasta el presupuesto y la acción supervisada por los CERX. Se requerirán algunos cambios normativos, y se debe conjugar este esfuerzo con el trabajo de las Agencias de Desarrollo Regional (ADR), fruto de la agenda OCDE, para el desarrollo territorial. Las brechas señaladas por los PERX son múltiples, pero no son insalvables, incluyen sobre todo los temas de infraestructura productiva y logística, algunas se podrían realizar dentro del marco de las mancomunidades regionales que cuentan con incentivos del MEF. Pero no solo eso, existen agendas para fomentar la asociatividad empresarial, estrategias de sostenibilidad ambiental y social, y el fortalecimiento de capacidades empresariales para acceder a nuevos mercados, ampliando la oferta exportable de cada región. Se tiene que articular entre los tres niveles de gobierno para que estas estrategias sean exitosas para el bien de la población.