Economista, docente de la Escuela de Posgrado de la U. Continental
- Petroperú ha sido protagonista de algunas de las malas noticias de este año: escándalos en torno a las compras de biocombustibles, desencuentros con los auditores externos, reducción en su calificación de riesgo y pérdida del grado de inversión. Asimismo, requirió un apoyo financiero de emergencia de US$ 750 millones de parte del Estado (D.U. Nº 010-2022), enfrentó continuos reclamos sobre los precios que cobraba, y sufrió un sinnúmero de actos de sabotaje al oleoducto y la paralización prolongada de este.
- No obstante, también hubo buenas noticias–aunque no tan difundidas –. En abril se removió al gerente general y al directorio de la empresa, y los nuevos responsables rápidamente desactivaron varias de las bombas de tiempo que encontraron. Entre las acciones tomadas cabe mencionar: el acercamiento a la Contraloría, contratar a PwC para contar con estados financieros (EEFF) auditados, llegar a acuerdos con los acreedores a fin de evitar mayores problemas por no haber presentado la información financiera auditada, remover al personal no calificado, iniciar el proceso de puesta en operación de la nueva refinería de Talara, y enfrentarse con éxito a las presiones de los sectores más radicales del Gobierno.
- Este mes, Petroperú deberá publicar los EEFF auditados del año 2021 y avanzar en la recuperación de las líneas de capital de trabajo que perdió abruptamente durante la gestión anterior. ¿Podrá Petroperú repagar los US$ 750 millones que le prestó el Tesoro Público? Evidentemente es una tarea difícil y sus opciones son limitadas: solo lo logrará si consigue otras fuentes de financiamiento que le permitan pagar al fisco. Pero recordemos que Petroperú está fuertemente sobreendeudada.
- Hace algún tiempo, cuando me encontraba en Petroperú, señalé que resultaba indispensable capitalizarla para permitir que ingrese un inversionista privado que fortalezca a la empresa financieramente y en temas de gobierno corporativo. Desgraciadamente, en el contexto actual esto es impensable. ¿Qué otras opciones le quedan a Petroperú? Ya que la empresa requiere fortalecerse patrimonialmente y no lo podrá hacer con capital privado, resulta conveniente evaluar técnicamente –con más cabeza que hígado– capitalizar el apoyo financiero temporal que le otorgó el MEF a la empresa. Pero esto debería venir acompañado por el regreso de Petroperú al Fonafe. De esta manera, la empresa tendría que rendir cuentas a un ente externo especializado y, como consecuencia, se reduciría la discrecionalidad de la gerencia. Además, es primordial que la petrolera estatal informe periódicamente a la Comisión de la Libre Competencia del Indecopi sobre su política de precios, para evitar posibles abusos de su posición de dominio en el mercado.
- El grave traspié sufrido por Petroperú entre setiembre del 2021 y marzo de este año nos impone un costo muy grande a todos los peruanos, pero también nos deja lecciones contundentes. Entre ellas está el hecho que necesitamos aumentar la transparencia y fortalecer la gobernanza corporativa de nuestras empresas públicas en un contexto de turbulencia política y corrupción rampante.
- Es necesario capitalizar a Petroperú, pero poniéndole candados para evitar nuevas y costosas aventuras, además de protegerla de los corruptos. Tal como señalé en el libro “La tragedia de las empresas sin dueño: el caso Petroperú”, el haber excluido a Petroperú del ámbito del SNIP (hoy Invierte Perú) y del régimen de compras estatales abrió el camino para embarcarnos en la nueva refinería de Talara y para una serie de otras decisiones equivocadas. En el contexto actual, es indispensable revisar dicha decisión y regresar Petroperú al ámbito del Fonafe.