Periodista
Definitivamente no existe empatía entre el Presidente y la Premier. No hay ese sentimiento o esa capacidad de identificación entre ambos.
Es notorio que no comparten muchas cosas que dice o hace el otro. No hay complicidad, entendida –tal como dice el diccionario- como esa relación que se establece entre las personas que participan en profundidad o con coincidencia en una acción.
Parece que la Premier no es la cercana colaboradora que el Presidente hubiese querido tener, sino la que tuvo que aceptar para superar una grave crisis. Y a la inversa, el Presidente no es el gobernante al que la Premier hubiese elegido como su superior, y solo es el Jefe de Estado al que le aceptó el cargo por alguna motivación que no es la admiración ni la identificación.
Hay entre ellos una incomodidad manifiesta en los hechos, que se hace notoria porque muy pocas veces se les ve juntos, y muy pocas veces se les aprecia cercanos. Apenas el jueves, ella no acompañó a su jefe a Ayacucho para ¿celebrar? los 100 primeros días de gobierno.
Es evidente que no dialogan, que no coordinan, que no se complementan. Sino, ¿por qué el Presidente respalda a todos aquellos a los que la Premier critica o cuestiona?, ¿por qué el Presidente lanza mensajes que contradicen lo dicho por la Premier, y que parecen boicotear la labor de la PCM?
Ocurrió con el anterior ministro del Interior, a quién el Jefe de Estado impuso a pesar de todos los cuestionamientos públicos de ella, pretendiendo salvarlo incluso después del escándalo de la fiesta criolla, sugiriéndole que pida disculpas públicas.
Pasa ahora con el ministro de Defensa, que, aunque sea relevado de su cargo en los próximos días –seguro acompañado del Secretario General de la Presidencia-, ya se paseó y se dio el lujo de desafiar por varios días a la Premier; al igual que con el ministro de Transportes y Comunicaciones y su empeño en sacar de su cargo a la Jefa de la ATU, que es respaldada precisamente por la Premier.
El domingo pasado la Premier señaló que esta semana estaría listo el informe sobre el Presidente de Essalud, y que se tomarían decisiones porque no se aceptarían acciones irregulares. Sin embargo, el Presidente viajó ayer con el cuestionado Presidente de Essalud y participaron juntos en actividades en lo que usualmente se tomaría como un claro respaldo.
Pareciera que hay áreas o sectores que el Presidente se reserva para él, y prefiere que la Premier no incursione en ellos.
Y no es necesario repetir que cuando ella habla de que la Asamblea Constituyente no es prioritaria, el Presidente señala, a su manera, todo lo contrario. Él siempre va en sentido contrario al de ella, que hace esfuerzos por justificar o interpretarlo a él.
Mucho se ha hablado en estas últimas horas de la renuncia de la Premier, y esta no llega. Y quizás no llegue aún. Pero ese tipo de relación, quizás obligada o forzada, si no se torna en una relación de confianza, no dura mucho. O si dura, no siempre es beneficiosa para las partes.