Mario Vergara, Docente Posgrado ESAN
Uno de los principales problemas de los países en vías de desarrollo resulta ser la inflación, y que ha agobiado a muchas economías a lo largo de la historia.
Pero en qué consiste este fenómeno. La mayoría de los economistas coinciden en definir la inflación como el crecimiento contínuo y generalizado de los precios de bienes y servicios existentes en una economía; sin embargo, otros la definen como una situación de exceso generalizado de demanda de bienes y servicios que el aparato productivo de un país no puede satisfacer.
La inflación acumulada en nuestro país a noviembre de 2022 fue de 8.28% (6,20% a noviembre de 2021). Por ello, ante el aumento contínuo de los precios, el BCRP acordó elevar la tasa de interés de referencia a 7.25% con la finalidad de controlar la inflación.
La tasa de interés de referencia es la que establece la entidad encargada de la política monetaria de cada país para influenciar en el precio de las operaciones crediticias entre diferentes entidades bancarias. De esta manera, se aumenta la tasa para desacelerar la economía. Por ejemplo, si sube la misma, el costo de los créditos será mayor, mientras que si baja, los bancos aplicarán menores tasas de interés, lo que incentivará al consumo.
La tarea del BCR es controlar la inflación; es decir, evitar que el precio de los bienes y servicios del país suban o bajen descontroladamente. La tasa de interés de referencia es una herramienta que emplea el ente emisor para cumplir este objetivo.
Para ello, cuando disminuye la tasa de interés, las demás tarifas de bancos también tienden a bajar. Ello hace más barato endeudarse, lo que ayuda a reactivar la economía. Caso contrario sucede si se incrementa la tasa de referencia, pues los créditos se hacen más costosos.
El aumentar la tasa de interés de referencia conllevará a que las entidades del sistema financiero eleven sus tasas de interés que cobren para los créditos que ofrecen, encareciendo los préstamos y desalentando el requerimiento de los mismos; y por ende, el público al contar con menos dinero en sus bolsillos, comprará menos productos. Al reducir la demanda de bienes y servicios, tenderá a disminuir ligeramente los precios, ya que en una economía de mercado, éstos se establecen en base a la oferta y la demanda.