Mariano Gutierrez T., Director Científico, Instituto Humboldt de Investigación Marina y Acuícola
Un estudio científico publicado en marzo por prestigiosos investigadores, concluye que la pesca industrial de anchoveta en Perú es administrada de modo sostenible y es un ejemplo de manejo adaptativo a pesar de la gran incertidumbre que deviene de la elevada variabilidad climática que caracteriza al mar peruano. Este estudio fue promovido por la ONG Oceana, que suele ser muy crítica con al manejo pesquero en el Perú.
La elogiosa conclusión de reputados científicos no ha impedido que, tal y como ocurre en cada temporada de pesca, se alcen voces acusando a la industria de depredar la anchoveta. Lo último que se ha querido cuestionar es que PRODUCE haya autorizado una pesca exploratoria previa a la primera temporada de pesca del presente año, cuando es una medida razonable dirigida a establecer si había zonas donde los contingentes de peces adultos estuvieran separados de los peces juveniles. La pesca exploratoria mostró, lamentablemente, que el grado de mezcla de anchoveta juvenil y adulta era alto y que. por tanto, había que terminar la exploración y no abrir aún la primera temporada de pesca.
La pesca exploratoria es una medida que se ha usado desde mediados de la década de 1960, así como la participación de barcos de pesca en apoyo a la labor de IMARPE. Lo cierto es que ya hace mucho tiempo el manejo pesquero de la anchoveta peruana es un ejemplo mundial por ser precautorio y adaptativo. Lo reconocen públicamente entidades como la FAO, el Banco Mundial, la OCDE o Universidades como Yale y British Columbia, y lo avalan las cifras de la saludable biomasa de anchoveta que durante los últimos 20 años se ha mantenido fluctuando alrededor de 10 millones de TM. Por ello, hacen mal quienes critican sin antes informarse.
Ya es hora de dejar de desprestigiar sin argumentos verdaderos a una industria sostenible que dinamiza las economías de las ciudades costeras, genera 1.5% del PBI, ofrece cientos de miles de puestos de trabajo directos e indirectos y que en un año normal aporta más de 3,500 millones de dólares en divisas a través de la exportación de harina y aceite de pescado.