María López, directora de Sostenibilidad de Mapfre
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecen una hoja de ruta para las empresas que buscan ser social y medioambientalmente responsables. A través de estas metas planteadas por la ONU, las compañías pueden desplegar acciones e incluso modificar algunos procesos con la finalidad de que, en el 2030, puedan operar en un entorno global estable y con menor contaminación.
Entre los múltiples mecanismos que disponen las empresas para desplegar una sólida estrategia de sostenibilidad, el voluntariado es una de las más eficientes y necesarias. No solo porque fomenta un impacto positivo hacia la comunidad, sino porque, en un ambiente de compañerismo y compromiso, los colaboradores se inspiran unos a otros a convertirse en agentes de cambio, dentro y fuera de la compañía.
A este doble impacto positivo se le suman diversos beneficios. Uno de los más importantes es que el voluntariado comparte muchas de las características de un boot camp. Durante la gestión de un proyecto sostenible, los colaboradores pueden desarrollar habilidades blandas adicionales a las que emplean en sus posiciones día a día. Liderazgo, capacidad para trabajar en equipo, empatía, tolerancia e innovación son algunas de ellas.
Otra ventaja muy importante es la posibilidad de invitar a los colaboradores a realizar una inmersión en la cultura sostenible de la empresa y llevar a la práctica esos valores que conocieron en los talleres de inducción y que, una vez interiorizados, los convertirán en los mejores embajadores de la marca.
Y si el impacto en la identificación con la marca empleadora es exponencial, los efectos positivos en la comunicación interna son igual de relevantes. Los proyectos de voluntariado permiten la interacción entre colaboradores de diferentes áreas, oficinas e incluso niveles de mando, propiciando la apertura hacia la innovación transversal.
Por estas razones, cada vez más empresas se animan a construir redes de voluntariado corporativo sólidas. En nuestra experiencia eso está potenciando el crecimiento personal de los colaboradores. No es una tendencia pasajera, es una convicción con doble impacto positivo.