Escribe: Franco Muschi, Socio del área Laboral de Garrigues.
Según la Superintendencia Nacional de Migraciones (SNM), hasta septiembre del 2023 había 1,354,891 extranjeros residentes en el Perú. Los mayores ingresos de extranjeros ocurrieron en 2018 (35.2%) y 2019 (26.2%), impulsados por una flexibilización de las políticas migratorias. Sin embargo, para 2023, los nuevos ingresos solo representaban el 2.5% de los residentes extranjeros. Excluyendo las calidades migratorias de familiar residente, especial y humanitaria, que abarcan el 83.8% de las calidades migratorias otorgadas por la SNM, los trabajadores extranjeros obtienen, principalmente, el carné de extranjería bajo las calidades migratorias de “Mercosur” (8.4%) y “Trabajador” (3.3%).
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Estas cifras evidencian que se mantiene una natural “preferencia” por los extranjeros con cuyos países existen beneficios migratorios y, por lo tanto, una mayor rapidez y agilidad en la obtención de las calidades migratorias correspondientes. Así, entre las principales nacionalidades de los extranjeros a los que se les emitió un carné de extranjería durante el primer semestre de 2023, sobresalen las nacionalidades de tres países de Sudamérica (Venezuela, Colombia y Ecuador), que sumados representan el 89% del total.
Del mismo modo, podemos apreciar que el flujo de extranjeros residentes en el Perú parece estar atravesando un menor dinamismo o estancamiento (el número de extranjeros que obtuvo la calidad migratoria de “Trabajador” durante el 2023 disminuyó cerca de un 3% respecto del 2019), lo cual graficaría una menor incidencia por la búsqueda de trabajadores extranjeros a ser desplazados a nuestro país. ¿Es que acaso hemos dejado de ser un país atractivo para ciudadanos extranjeros con ánimo de trabajar en el Perú?
Desde nuestra perspectiva, la respuesta se encuentra en las nuevas características del mercado laboral y la constante transformación que vienen atravesando las estructuras organizativas.
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Como primer elemento a destacar, podríamos referirnos a la transformación digital que afecta las distintas estructuras de personal, la inteligencia artificial y la necesidad de optimizar los recursos financieros y, por ende, los recursos humanos. A partir de este fenómeno, las empresas han decidido convertir grandes grupos de trabajo en estructuras concentradas y, en muchos casos, con recursos compartidos. Así, la necesidad de contratación de personal extranjero – que muchas veces requería de un desplazamiento in situ del propio trabajador y su familia – hoy puede ser cubierta por prestación de servicios intragrupo o, inclusive, por la prestación de servicios bajo la modalidad de teletrabajo (desde cualquier parte del mundo).
La vorágine digital, y la búsqueda de eficiencia en costos que implica, obliga a las empresas a evaluar rigurosamente la decisión de incurrir en gastos de desplazamiento de personal y, por lo tanto, definir la necesidad de contratar a un ciudadano extranjero, lo cual a menudo generará un sobrecosto para el empleador. Hoy en día, son más comunes las posiciones regionales donde un trabajador es responsable de diversas jurisdicciones simultáneamente, sin necesidad de desplazamiento, o simplemente a un clic de distancia.
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Finalmente, el nivel profesional y la capacidad técnica del trabajador peruano han elevado su prestigio en la región, lo que nos ha llevado a convertirnos en exportadores de talento en ciertas actividades económicas. Esto marca un cambio significativo, dejando atrás la percepción de que los recursos importados son superiores.
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