Vicepresidente Ejecutivo de Inversiones de Rimac Seguros
Después de casi 5 meses de agresiones, la solución final a la guerra entre Rusia y Ucrania se encuentra lejana y muy difícil de determinar. Según los reportes especializados, las fuerzas armadas de ambos países se preparan ya para una larga guerra de agotamiento que bien podría extenderse hasta bien avanzado el año 2023. Los devastadores efectos de esta guerra, sin embargo, se han extendido ya por todas las naciones del mundo: la posibilidad de que la economía global entre en una recesión es cada vez más alta y todos los países enfrentan, en mayor o menor medida, niveles de inflación inusualmente altos.
Si bien no es posible predecir con anticipación el inicio de una recesión, varios de los indicadores líderes que la anticipan se han activado ya: el Índice Global ACWI que incluye acciones de los principales mercados del mundo ha caído ya 17% desde su nivel máximo registrado en noviembre del 2021; el precio del cobre, que ha entrado en un bear market antes de cada una de las últimas 4 recesiones, se ha desplomado y se encuentra hoy en US$ 3,3 por libra; 32% por debajo de su nivel más alto alcanzado en marzo; el Baltic Dry Index, un índice de precios del costo del transporte marítimo, se encuentra hoy 65% por debajo de su nivel máximo de julio del 2021.
Las recesiones no son todas iguales. En un porcentaje muy alto de los casos, las recesiones son cortas y se materializan como resultado de la contracción de la inversión en acumulación de inventarios. En la medida en la que se espera una reducción en la demanda por bienes y servicios, las empresas ajustan sus niveles de inventarios para ajustarse a los nuevos niveles esperados de ventas. Por eso, reducen sus volúmenes de producción y agotan los inventarios existentes en menos de tres trimestres. En contadas excepciones, este proceso de ajuste se produce en situaciones en las que existe una significativa vulnerabilidad en la economía, como por ejemplo una significativa sobrevaloración de los activos o un alto nivel de endeudamiento, con lo que el ajuste requiere de más tiempo.
La causa inmediata de esta posible recesión global se encuentra en la acción coordinada de los bancos centrales para reducir el impacto inflacionario de la guerra ruso-ucraniana. De los aproximadamente 190 países que registran información y proyecciones en la base de datos del Fondo Monetario Internacional, más del 65% experimentan hoy tasas de inflación elevadas y han elevado las tasas de interés de corto plazo. El impacto sobre la actividad económica de estas acciones será reducir la velocidad de crecimiento, pero, en muchas de ellas, no inducirá una recesión. De producirse, esta recesión global estará concentrada en los países afectados por la guerra, en las naciones europeas más afectadas por la restricción de la oferta de materias primas desde Rusia, en algunas economías altamente endeudadas y, posiblemente, en los EE.UU.
En los EE.UU., la economía se encuentra sobrecalentada por el fuerte impulso monetario y fiscal implementado para contrarrestar los efectos de la pandemia y resulta necesario reducir la demanda interna. Esta labor se dificulta, sin embargo, debido a la persistencia del fenómeno inflacionario observado. De hecho, la inflación en junio se aceleró nuevamente a 9.1% anual, un ritmo no visto en más de cuatro décadas.
Esto aumenta la presión sobre la Reserva Federal para que actúe de forma más agresiva. Así, el mercado ahora descuenta 8 subidas en su tasa de referencia hasta fin de año llegando a un rango de 3.50%-3.75%. Adicionalmente, es posible que en julio la Fed eleve su tasa en 1% para actuar de manera preventiva. De tener éxito, la ralentización del crecimiento calmará las presiones inflacionarias relativamente rápido. En respuesta, los mercados de renta fija en los EE.UU. han adquirido un tono más positivo incorporando en sus expectativas reducciones en las tasas Fed Funds tan temprano como mayo de 2023. Tal y como ha ocurrido en muchas recesiones anteriores, las tasas de interés de largo plazo en los EE.UU. ya cayeron por debajo de las de plazo más corto anticipando así el fin de las presiones inflacionarias.