Especialista en Educación de la UPC
Según McKinsey Global Institute, del 2016 al 2030, la cantidad de horas de trabajo que requerirá el mercado laboral norteamericano de habilidades socioemocionales crecerá en un 27% y en habilidades tecnológicas en un 60%, mientras que las habilidades cognitivas básicas decrecerán en un 14% [1]. En este contexto, se vislumbra que la inteligencia artificial y la realidad virtual, transformarán el modo de pensar y aprender del cerebro humano, como afirma George Siemens, padre del conectivismo.
¿Cómo prever el impacto de esta tendencia en un país como el Perú, donde persiste una marcada brecha digital que abarca incluso el ámbito educativo? Un aspecto para considerar es que la inteligencia artificial puede generar un efecto negativo en la empleabilidad de quienes no desarrollen las habilidades complejas que el mercado demande o remunere mejor. Por ejemplo, ¿cómo reinsertaríamos en el mercado laboral a los más de 300 mil taxistas que existen en nuestras calles cuando lleguen los autos autónomos? Para un país de ingresos medios como el nuestro, esto podría desencadenar una crisis social.
El lado positivo es que la solución puede venir de la mano con la propia tecnología. Y es que si bien la brecha digital y de conectividad ha generado mayor desigualdad a nivel formativo en la pandemia; la tecnología educativa viene abaratando los costos que implica personalizar el proceso de aprendizaje y democratizando el acceso a la información. Con políticas educativas sostenidas y enfocadas en la adopción tecnológica, podríamos dar un salto cualitativo y alcanzar incluso a los países de la OECD (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos).
La idea no es descabellada. Perú ha sido pionero en la educación a distancia en Latinoamérica, a través de la televisión y la radio, pero lamentablemente abandonó la inversión en ella. En esa línea, los miembros de nuestro sistema educativo también debemos aprovechar lo aprendido en pandemia, como el trabajar en la virtualidad y próximamente en semi presencialidad.
Hoy en día existen competencias que son más fáciles de desarrollar a nivel presencial y otras a nivel virtual. Conscientes de ello, la educación superior se está preparando para adoptar una modalidad semipresencial en la mayoría de las carreras que se beneficie de las fortalezas de ambas, por lo que el futuro será una educación híbrida. Por otro lado, si la tecnología continúa ahorrando costos de manera significativa, podemos hacer más accesible a todos los estudiantes una educación de calidad y sin que tengan que vivir permanentemente cerca de la universidad. Para muestra, un botón, carreras como medicina o música cuentan con laboratorios virtuales y simuladores casi idénticos a una sala de operaciones o un estudio de grabación, respectivamente.
Si queremos peruanos, con mejores oportunidades de empleabilidad futura, es urgente adoptar en la mayor medida posible tecnologías en el ámbito educativo. Recordemos que muchas de las herramientas que empezamos a usar en pandemia se quedarán y serán parte de nuestra labor diaria en los próximos años. En la pandemia no se inventó nada nuevo, solo se aceleraron los procesos de inmersión en nuevas tecnologías.
[1] Bureau of labor statistics. McKinsey Global Institute workforce skills model. United States all sectors 2002 – 2030.