Gerente de Inversiones en AFP Integra
El mercado de capitales peruano no ha funcionado en la medida que todos esperábamos y para mejorarlo, necesitamos el involucramiento y compromiso de todos sus partícipes. No es secreto que la BVL no ha crecido al mismo ritmo que la economía en los últimos 30 años y que incluso ha retrocedido en términos tanto de volumen negociado como respecto a la cantidad y diversidad de partícipes. En el caso de Renta Variable en particular, el volumen negociado en la BVL se ha reducido considerablemente sobre todo si lo medimos desde hace 15 años, cuando parecía que despegaba (Ver gráfico).
La discusión sobre la importancia y beneficios del mercado de capitales como alternativa de financiamiento de empresas y proyectos es un tema que se ha tratado ampliamente en varios foros, así como también la relevancia de que los mercados secundarios sean líquidos y brinden información confiable a inversionistas para poder tomar decisiones de inversión y generar retornos ajustados por riesgo que sean apropiados para sus clientes finales.
Sobre este último tema es que quisiera plantear una alternativa de ruta para poder empezar a ver una bolsa local más líquida con todos los beneficios que esto trae. En primer lugar, es importante recalcar que no existe “bala de plata” ni soluciones mágicas que en un plazo corto resuelvan problemas que son estructurales, sino que se trata de un problema complejo y que necesita de tiempo y un plan diseñado de todos sus partícipes.
Esto implica un esfuerzo conjunto, no solo en cuanto a medidas, sino también en inversión de todos los stakeholders. El primer peldaño de esta ecuación pasa por tener distintos tipos de inversionistas que tengan diferencias en cuanto a sus expectativas de valor de las compañías. Estas diferencias se dan por el plazo de sus inversiones, las estrategias asociadas a la búsqueda de esa potencial y el costo de oportunidad que tienen sus inversiones e inversionistas.
La integración de la BVL con sus pares de Chile y Colombia podría ser un primer paso en esa dirección brindando una mayor diversidad de inversionistas retail como institucionales. Por ejemplo, tener distintos tipos de ETFs, o también fondos mutuos con estrategias ligadas a temas como arbitraje, altos dividendos, inversiones en pequeñas empresas, entre otras.
A partir de ese momento y con más tipos de inversionistas, el siguiente paso consiste en crear más instrumentos o clases de activos. La disponibilidad de herramientas atrae y genera oportunidades para más tipos de inversionistas los cuales pueden interactuar en el mercado de distinta manera generando más transacciones; en otras palabras, más liquidez. En esa línea, tenemos como tarea desarrollar nuevas herramientas de inversión como por ejemplo el préstamo de valores, operaciones de reporte, swaps, futuros (estos dos últimos quizá con mayor liquidez), entre otros.
¿Cuáles son los beneficios de una mayor liquidez? Principalmente dos: menor prima de riesgo en los precios de las acciones, lo cual genera un mayor potencial de apreciación del valor de las empresas y, luego, un mayor número de emisores incentivados justamente por mayores valorizaciones reduciéndose así el costo de capital. Esto constituye un círculo virtuoso que atrae a más inversionistas, incrementa la liquidez, desarrolla el mercado, genera mayores oportunidades de retorno con menor riesgo para los inversionistas y por ende genera mayores opciones de financiamiento al sector corporativo para poder financiar crecimiento que genera empleo y crecimiento.
La ruta no es fácil ni corta; implica varias soluciones y el esfuerzo económico y de tiempo de todos los partícipes. El mercado de capitales no debe ser visto como competencia de otras fuentes de financiamiento sino como complemento y parte del desarrollo del país. Queda en nosotros ser parte del círculo vicioso o convertir todo esto en uno virtuoso. Elijo lo segundo.