Gerenta General de Perú LNG
La semana pasada se llevó a cabo el evento Peru Energía Bicentenario, en el cual tuve la oportunidad de participar en un panel sobre el rol del sector hidrocarburífero en el futuro económico del país. Además de haber tenido el honor de compartir el panel con grandes expertos en la materia, fue grato para mí confirmar que todos coincidimos en que, efectivamente, nuestro sector cumple un rol muy importante en el desarrollo del país. Sin embargo, también coincidimos en que la situación del mismo se encuentra realmente muy mal, uno de los expositores lo calificó como “un enfermo terminal”. Efectivamente, hace varios años que lo que viene caracterizando a nuestro sector es una gran falta de actividad exploratoria, la declinación de la producción, los conflictos sociales y la alta tramitología.
Es un hecho que nuestro país cuenta con un gran potencial hidrocarburífero, lo que por sí mismo nos debería poner en una situación privilegiada frente a otros países del mundo. El Perú cuenta con reservas de petróleo y gas, las mismas que contrario a lo que se ha venido diciendo en las últimas semanas, de acuerdo al marco Constitucional y legal pertenecen al Estado Peruano y por lo tanto, tienen gran valor para todos los peruanos y sobre todo para el futuro del país. Entonces, ¿cuál es el problema?, que dichos recursos se encuentran en el subsuelo y si bien tenemos algunos campos que se encuentran en explotación, como los campos de Camisea ubicados en la selva del Cuzco, hay otras reservas que aun ni siquiera han podido ser ubicadas y por lo tanto, no es posible darles el valor comercial que las mismas tienen en el contexto actual.
¿Qué se necesita?, tener más actividad exploratoria, la misma que en los últimos años simplemente se ha reducido cada vez más, hasta el punto que, en los últimos años solo ha habido 3 pozos exploratorios que no fueron exitosos. Y es que la actividad exploratoria es de muy alto riesgo y requiere de una inversión muy alta. Un pozo exploratorio en la selva puede llegar a costar más de 100 millones de dólares y la posibilidad de éxito está en el rango de 1 a 10; es por esta razón que no resulta eficiente que el Estado Peruano que tiene recursos limitados y grandes necesidades que cubrir de manera prioritaria en la población como la salud y la educación, destine sus recursos a este tipo de actividades de alto riesgo. Sin embargo, existen empresas privadas, tanto nacionales como extranjeras, que están dispuestas a hacer este tipo de inversiones millonarias de riesgo, pero para ello requieren no solo de una compensación adecuada que les permita darle valor a su inversión, sino sobre todo reglas de juego claras y estables en el tiempo. Este tipo de proyectos de inversión tienen un largo plazo de maduración que puede estar entre 40 y 60 años, es por esta razón que es esencial que exista un marco jurídico y contractual claro que se mantenga estable en el tiempo para poder otorgar predictibilidad al desarrollo de este tipo de proyectos.
Esto significa que el Estado Peruano tiene que ser competitivo para atraer estas inversiones, es decir el Peru compite con los otros países de la región para que dichas inversiones vengan a nuestro país. Es difícil que una empresa decida invertir en actividades de riesgo en el Perú si desde ya sabe que en caso descubra reservas comerciales, el porcentaje que tendrá que pagar al Estado entre regalías e impuestos puede llegar hasta más del 65%; mientras que en otros países de la región dicho porcentaje está muy por debajo, ello sin tener en cuenta otros aspectos como los conflictos sociales que pueden paralizar las actividades y la demora en la obtención de permisos ambientales que puede llegar hasta 10 años antes de poder iniciar trabajos en el campo.
Es por todo esto que si queremos ser competitivos tenemos que promover regímenes de regalías atractivos, tomar las acciones que permitan disminuir los conflictos sociales que afectan a la industria más cuando ellos no están relacionados a las actividades propias del sector, buscar simplificar los procedimientos y permisos necesarios para realizar actividades en el sector y finalmente, establecer reglas de juego claras que permitan crear un ambiente de confianza para las inversiones privadas; sin que ello signifique, en ningún caso, que el Estado Peruano no se beneficie con el valor que generen sus recursos naturales, a través del pago de regalías e impuestos, pero siempre manteniendo un equilibrio que resulte conveniente para ambas partes.
Lo más complejo de esta situación para nuestro país, es que la misma se da dentro de un acelerado proceso de transición energética mundial. Es evidente que el tema central que estuvo presente en los dos días del evento de Peru Energía fue la transición energética, si bien en eventos previos este tema ya se mencionaba como proceso que iba a llegar al país como consecuencia del cambio climático y el desarrollo de energía más limpias; en esta última oportunidad quedó claro que ese proceso ya está en marcha y que el Perú no es ajeno al mismo. El mundo está buscando generar energías cada vez más limpias y es por eso que ahora el gas natural está ocupando espacios que ha dejado el petróleo, y al ser un hidrocarburo menos contaminante se ha convertido en uno de los elementos esenciales en el proceso de la transición energética. Sin embargo, pronto energías más limpias que el gas natural como la eólica, la solar o el propio hidrógeno verde, del cual ya hasta existe en el país una Sociedad encargada de su promoción cuando solo hace unos años atrás ni se hablaba de él; van a tomar espacios que hoy tiene el gas natural.
Teniendo en cuenta lo expuesto líneas arriba, es evidente que tenemos que llevar a cabo todas las acciones que sean necesarias para darle valor hoy a nuestros recursos hidrocarburíferos, de lo contrario el valor que hoy tiene el gas natural en la generación de energía en un proceso de transición energética, será reemplazo y podríamos terminar como en el pasado con recursos como el salitre y el caucho.
Aun cuando tenemos pocos campos descubiertos en explotación, podemos decir que contamos con suficientes reservas de gas natural para proporcionar energía a nuestra población, hoy incluso hay volúmenes de gas natural que se están reinyectando a los pozos porque la demanda local aún no es capaz de consumirlos debido a que no tiene como acceder a dicho valioso recurso. Así como el tema de la transición energética estuvo presente durante todo el evento, el “elefante blanco” que se paseó por todas las conferencias y paneles, fue que lo que nos está faltando en el país, no son recursos, sino como lograr una verdadera masificación que nos permita que la población pueda acceder al gas natural, que es un recurso con el que el país cuenta y que además es uno de los más baratos que existe en la región, de tal manera que no dependamos de combustibles que no tenemos y que debemos importar a precios internacionales que afectan la economía de nuestra población. Asimismo, quedó evidenciado que lo se ha venido haciendo para lograr este objetivo no está funcionando, al menos no como debería, y es que si bien el sector privado puede participar, es el Estado el que tiene un rol preponderante en este objetivo.
Si bien tal como lo mencioné al empezar este artículo, el sector hidrocarburífero ha sido calificado como un “enfermo terminal”, tengo muchas esperanzas de que saldrá de ese estado, puesto que durante el evento de Peru Energía pude confirmar que existe en el país una gran cantidad de especialistas del sector público y privado, muy bien calificado y que es consciente de la situación y que tiene muchas ideas y propuestas que estoy segura nos van a permitir encontrar el camino perfecto para aprovechar nuestros recursos dándoles el valor que tiene ahora que aún existe en el mundo apetito por los mismos.