CALIDAD DE VIDA. Además de la caída del poder adquisitivo, generada por la inflación –y los desaciertos del Gobierno y el Congreso para mitigar ese efecto–, los peruanos están sufriendo el deterioro de su calidad de vida en necesidades básicas como salud y acceso a servicios públicos. Aunque no se puede atribuir al presidente Pedro Castillo y su deficiente equipo la totalidad de esta situación, el hecho de que no se observen mejoras en meses recientes sí es su responsabilidad.
El INEI publicó un informe sobre condiciones de vida de la población peruana para el periodo enero-marzo de este año. Se aprecia un aumento de 5.1 puntos porcentuales de personas que padecen problemas de salud crónicos respecto del mismo periodo del 2019 (es decir, antes de la pandemia). Esto podría atribuirse a la paralización de la atención de otras enfermedades en los establecimientos públicos durante largos meses tras la llegada del covid-19 al país. Los escasos recursos humanos y materiales se concentraron en pacientes contagiados y los servicios de prevención o de detección temprana de otras enfermedades fueron casi inexistentes.
Pero respecto del primer trimestre del año pasado, la situación también ha empeorado. El incremento de personas con males crónicos fue de 4.1 puntos porcentuales, lo que refleja en gran medida el descuido al que está sometida la salud pública desde que Castillo asumió la Presidencia y comenzaron los desbarajustes, que se han ido acentuando. Un caso clamoroso es la escasez de medicinas para combatir el cáncer en Essalud, una entidad que enfrenta serias dificultades administrativas. Hay que recordar que no está adscrita al Minsa sino al Ministerio de Trabajo, que en el actual régimen ha estado concentrado en petardear el empleo formal.
Con respecto al acceso a infraestructura básica, también hay deterioro. En el año móvil abril 2021-marzo 2022, un porcentaje menor de peruanos contaba con conexión a la red pública que en los tres periodos anuales previos, respecto de los cuales también se redujo el porcentaje de personas que reciben agua todos los días de la semana. La falta de planificación urbana sería un factor de largo plazo, mientras que la constante caída de la inversión pública habría tenido un efecto negativo en el corto plazo. Aunque sí hubo más peruanos con red de alcantarillado, respecto del periodo abril 2020-marzo 2021, eran menos que antes de la pandemia. Aparte de que la brecha es enorme: el 26.1% de la población nacional no cuenta con red de alcantarillado. Esto no se resuelve con discursos.