Economía mundial. A pocas horas de cerrar un año más marcado por la pandemia y su impacto, se puede decir que, a diferencia del 2020, esta vez se ha producido un esperado rebote del crecimiento.
La economía global poco a poco ha venido recuperándose del duro efecto de la pandemia, y aunque el nivel de contagios recientemente alcanzó un récord, el avance de la vacunación en el mundo viene mitigando su impacto.
Si bien poco más del 57% de la población mundial ha recibido al menos una dosis de una vacuna contra el covid-19, hay países donde la inmunización apenas llega al 10%. Ese es el gran desafío que se deberá enfrentar en el nuevo año si se desea ganar la batalla contra el coronavirus. Una mayor cobertura mundial de la inmunización puede evitar que el virus continúe circulando, generando nuevas variantes, como la ómicron, mucho más contagiosas o con efectos desconocidos.
En el aspecto económico, el avance de la vacunación ha permitido a los países ampliar la reapertura de sus actividades este año, por lo que el FMI espera que el 2021 se cierre con una expansión mundial de 5.9%, cifra que se reduciría a un 4.9% en el 2022. Para ese año, que aún debiera ser determinado por la lucha contra la pandemia, empiezan a aparecer nuevos desafíos. Dada la fuerte recuperación, acompañada de millonarios planes de estímulos y problemas de suministros, la inflación vuelve a aparecer como factor de preocupación global.
En Estados Unidos, por ejemplo, ya se espera que la Reserva Federal suba su tasa de interés de referencia en mayo, medidas que hasta hace poco eran esperadas recién para el 2023. Países de la región también han tenido que subir sus tasas de interés. En ese contexto, los bancos centrales tendrán en el 2022 el desafío de calibrar sus medidas de ajuste de modo tal que no se ponga en riesgo la incipiente recuperación económica.
Asimismo, si bien China fue unas de las pocas economías que habían salido bien libradas de los impactos iniciales de la pandemia, ahora enfrenta una marcada desaceleración, situación que genera expectativas de medidas de estímulo que den un mayor impulso a las materias primas, cuyas cotizaciones son clave para los países de la región.
La disputa comercial de EE.UU. y China ahora ha pasado a convertirse en tensiones de índole geopolítica, a las que también se ha sumado el reciente desencuentro con Rusia sobre Ucrania.
El 2022 debería ser el año en el que se consolide el avance de la lucha mundial contra el coronavirus. Eso es clave para no perder lo recuperado en materia económica y así poder empezar a remediar el daño que deja la pandemia, de mayor desempleo, informalidad, menores ingresos o las grandes carencias que ha puesto muy en evidencia la crisis sanitaria.