CAMBIOS MINISTERIALES. Hace más de una semana, el entonces ministro de Defensa, José Luis Gavidia, presentó su renuncia, y el presidente Pedro Castillo demoró el nombramiento de su reemplazo. Incluso hubo quienes llegaron a considerar que ante la falta de candidatos se repetiría la figura de Aníbal Torres. Es decir, no se aceptaría su renuncia. Sin embargo, ayer juramentó Richard Tineo Quispe como nuevo titular de Defensa. Tineo se desempeñaba como director de Políticas y Regulación en Comunicaciones del Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC).
Pero no fue el único cambio realizado. Junto a Tineo ingresó Wilbert Gabriel Rozas Beltrán para hacerse cargo del Ministerio del Ambiente, y Claudia Dávila, quien asume como ministra de la Mujer y Poblaciones Vulnerables.
¿Qué pasó al interior del Gabinete para motivar la salida de dos ministros que, por lo menos de manera pública, no evidenciaron discrepancias con el jefe de Estado y no habían motivado grandes críticas por parte de la oposición? ¿Habrá calado en estos ministros el recordar que son solidariamente responsables por los actos delictivos o violatorios de la Constitución o de las leyes en que incurra el presidente de la República? Serán temas que quizás no se lleguen a conocer, pero lo que sí es cierto es que estos cambios demuestran que el interés por formar un Gabinete que permita generar un diálogo con todas las fuerzas políticas en busca de consenso es una promesa que se quedó en el papel.
Esta nueva juramentación es otra oportunidad perdida para incorporar al Gabinete funcionarios dialogantes que estén mucho más interesados en la defensa del Estado que en la defensa del mandatario. A pesar de lo dicho en el mensaje de Fiestas Patrias, Castillo prefiere no desprenderse de un premier como Aníbal Torres que está dispuesto a pelearse a cada minuto con el Congreso si eso le permite distraer la agenda, o tener como voceros políticos a Alejandro Salas (ministro de Trabajo) o Roberto Sánchez (ministro de Comercio Exterior), cuyas mayores cualidades no están en el liderazgo de sus carteras sino en la defensa cerrada del mandatario.
Asimismo, Castillo ha preferido no cambiar a aquellos ministros que sí están gravemente cuestionados, como Geiner Alvarado, quien incluso tiene una investigación abierta por el presunto delito de organización criminal cuando era titular del Ministerio de Vivienda, o Willy Huerta, quien fue investigado como presunto responsable de delitos de corrupción mientras pertenecía a la Policía. No es fácil encontrar a profesionales dispuestos a apoyar a este gobierno, pero el mandatario tampoco parece interesado en hallarlos.