BARÓMETRO. Ayer, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) confirmó por primera vez en siete años haber detectado las condiciones que sugieren que habrá un aumento de las temperaturas y alteraciones meteorológicas durante este año por causa de un fenómeno de El Niño (FEN). Según esta entidad, el mensaje debe tomarse como una “señal para que los Gobiernos de todo el mundo pongan en marcha los preparativos para frenar las consecuencias de este fenómeno en nuestra salud, ecosistema y economía”.

¿Pero qué tan preparados estamos en el Perú para enfrentar un evento de esta naturaleza? Como es evidente en un país que vive desde hace años en una crisis casi permanente y en cuya política priman las agendas cortoplacistas, muy poco. Y quizá aún más desesperanzador sea el hecho de que, en la práctica, hoy ni siquiera parece que vayamos a ser capaces de prevenir demasiado.

En la última edición de nuestro Barómetro de los CEO –estudio mensual realizado entre Gestión e Ipsos sobre la visión de las 2,500 compañías más grandes del país–, se preguntó por este tema y, según una considerable mayoría de encuestados, no existen realmente muchas esperanzas sobre la capacidad que tendría el Estado peruano para prepararse ante un posible nuevo azote del FEN en el verano del 2024. Del total de entrevistados, un 97% consideró que el Gobierno Central está poco o nada preparado, mientras que un 96% piensa lo mismo sobre los gobiernos regionales y un 98%, sobre los gobiernos locales.

Al desagregar más la información, no sorprende tampoco encontrar que los gobiernos regionales y locales son los que inspiran menor confianza: 57% y 62%, respectivamente, asegura que estas entidades no estarían nada preparadas para un potencial FEN, mientras que un 27% afirma lo mismo respecto del Gobierno central.

Reconociendo esta realidad, un 42% de CEO responde luego que su empresa ya está desarrollando algún plan de contingencia para hacer frente a las posibles consecuencias que tendría un FEN (escasez de productos, retrasos en las rutas de transporte, daños a infraestructura pública y privada, etc.), mientras que un 32% afirma estar invirtiendo en reforzar infraestructura.

Tristemente, los empresarios peruanos hoy tienen pocas alternativas a asumir que aún viven en un país que, pese a las mejoras de las últimas décadas, mantiene una democracia y un Estado muy precarios. Un Estado que es todavía incapaz de, incluso, hacer algo significativo por prevenir desastres naturales que se sabe que llegarán, como se demuestra cada invierno en Puno o cada vez que el FEN llega a nuestras costas. Un Estado en donde el fenómeno es prevenir. Y que, por lo mismo, nos tiene acostumbrados a lamentar.