RECAUDACIÓN. Las exoneraciones al pago del Impuesto General a las Ventas (IGV) y del Impuesto Selectivo al Consumo (ISC) –para alimentos básicos y sus insumos en el primer caso, y para combustibles en ambos tributos– tuvieron el impacto que se esperaba: afectaron la recaudación tributaria. En los meses previos a la implementación de tales exenciones, la recaudación del IGV crecía entre 8% y 9%, respecto de los mismos meses del año pasado, pero una vez que entraron en vigor, la tasa de incremento se redujo a 2.8% en junio y a 4.3% en julio. En el caso del ISC, hubo fuertes caídas (28.2% y 30.2%, respectivamente). Todas las variaciones son en términos reales.
Desde que ambas exoneraciones fueron aprobadas, se advirtió de que no necesariamente surtirían el efecto esperado (bajar precios), puesto que se trata de productos importados en su gran mayoría y sus cotizaciones internacionales seguían al alza. Si bien hubo cierta disminución en algunos precios, el efecto no fue duradero. Lo que sí ocurrió, como indica la propia Sunat, fue una menor recaudación, lo que significa que el fisco se vio afectado por el apresuramiento tanto del Ejecutivo como del Congreso. Es que como medida para ganarse el aplauso del público, la exoneración de impuestos es muy atractiva, pero como política económica, generalmente es un desastre.
La inefectividad de ambas exenciones resultó tan evidente que el exministro de Economía, Óscar Graham, anunció a fines de junio que no se prorrogarían. La del IGV e ISC a combustibles expiró el 30 de junio –pero sus efectos sobre la recaudación tributaria se extendieron más allá de esa fecha–. La del IGV a alimentos básicos y sus insumos expiró el 31 de julio, aunque al igual que en el caso anterior, su impacto sobre la recaudación durará más. Tras haberse dado cuenta de que los subsidios ciegos no funcionan, el Gobierno está aplicando medidas focalizadas en grupos de población con menores ingresos.
Además del impacto pernicioso de las exoneraciones, las cifras de la Sunat también reflejan la desaceleración de la economía nacional: la recaudación ha estado creciendo a tasas cada vez más bajas desde abril, y en julio apenas se expandió 0.1%. Por ejemplo, en los ingresos por Impuesto a la Renta de tercera categoría, que en julio completaron tres meses consecutivos de menores incrementos. Y el menor dinamismo del IGV a las importaciones de bienes de capital refleja el enfriamiento de la inversión. En suma, la caja fiscal está en aprietos por causa de las malas decisiones del Gobierno (y el Congreso).