MERITOCRACIA. Miriam Ponce Vértiz tomó juramento como nueva titular de la cartera de Educación, y dado que se trata de una profesional de carrera en el ministerio, es de esperar que el cambio no signifique una vuelta atrás respecto a lo ya avanzado y sobre todo en la lucha por la carrera magisterial y la meritocracia.

La prueba de fuego será conocer si el Ejecutivo observa la norma del Congreso que busca reponer, sin rendir examen, a 14,000 profesores interinos cesados el año 2014 por no tener título profesional, tal como anunció la saliente ministra Magnet Márquez. Si esto no sucede, quedará claro que su salida se debió a sus declaraciones en contra de dicha ley.

La norma aprobada fue duramente criticada por Márquez, quien recordó que por encima de cualquier derecho de los profesores está el derecho a la educación de calidad de millones de alumnos. Lamentablemente, los parlamentarios se olvidan que apostar por una mejora en la calidad educativa es vital para asegurar un mejor futuro para todos los peruanos, pues la educación es un factor primordial en la movilidad social.

No se trata de olvidar a los profesores, pero sí de ser enfáticos en la necesidad de que el ingreso a la carrera ministerial sea por concurso; de ninguna manera se deberían evitar los exámenes. Estos maestros tuvieron en su momento la oportunidad de sacar su título profesional y aprobar su evaluación, e incluso en el 2021 se les propuso que sus años de servicio les significará un puntaje adicional al momento de ser evaluados, pero rechazaron esta opción.

Una de las mayores críticas de la ciudadanía hacia el Estado es la falta de servicios públicos de calidad. En el caso específico del sector educación, resulta una verdad de perogrullo comprobar que quien cuenta con mayores ingresos para pagar una escuela privada casi siempre termina recibiendo una mejor educación que quienes no cuentan con los ingresos para ello.

Esa es una realidad contra la que es necesario luchar y, para ello, una pieza clave es contar con maestros más capacitados. Una realidad que desde el Congreso no se quiere reconocer, pues esta no es la primera iniciativa que busca terminar con la carrera magisterial y mantener en las aulas a profesores que no pasaron las evaluaciones. ¿Es que acaso no les importan los estudiantes porque no votan? ¿Mantienen algún interés económico para que la educación pública no tenga una óptima calidad?, ¿o será necesario un sindicato de estudiantes?

El Ejecutivo tiene en sus manos apoyar la carrera magisterial por la que tantos buenos maestros apuestan.