BCR
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PERSPECTIVA 2019. Hace apenas tres meses, el BCR destacaba que “los indicadores contemporáneos y adelantados de la actividad económica señalan la continuación de una fase de recuperación”. Esa frase esperanzadora formaba parte de su Reporte de Inflación (RI) de marzo, que proyectó un crecimiento de 4% del PBI para este año. Pero la realidad ha sido particularmente dura con los cálculos oficiales, pues el RI de junio (publicado la semana pasada) revisó a la baja esa proyección, hasta 3.4%, tasa que está más acorde con las de los analistas privados.

No es usual que las revisiones de las proyecciones sean tan pronunciadas –un ajuste de 0.6 puntos porcentuales lo es–, sobre todo luego de tan solo tres meses y sin que haya ocurrido alguna catástrofe que hubiera afectado la actividad económica en amplias zonas del país. Afortunadamente, el sismo del 26 de mayo en la selva norte no dejó daños materiales graves. Quizás el BCR se contagió del exceso de optimismo que impera en el MEF, que en abril proyectó un crecimiento del PBI de 4.2% para este año.

Una causa de la desaceleración es la disminución de la confianza de los inversionistas, en todo el mundo, debido a la guerra comercial que Donald Trump le declaró a China y otros países. Así que entre treguas y escaramuzas, la incertidumbre se ha apoderado de la economía global, lo que ha generado que se revisen a la baja las proyecciones de expansión en los principales países y bloques. Para el Perú, el BCR ha recalculado de 6.5% a 3.8% el crecimiento de la inversión privada.

Pero en nuestro país hay que agregar factores como la caída de la pesca y de la industria harinera por la escasez de anchoveta y la menor extracción de minerales. Estos factores no pueden ser manejados por la política económica, pero hay otros que sí, como la inversión pública. Sin embargo, los tres niveles de gobierno han estado registrando una modesta ejecución presupuestal –la fase de aprendizaje de los nuevos gobiernos regionales y locales no tiene cuándo acabar–.

El titular del MEF, Carlos Oliva, ha llamado la atención a los gobiernos regionales por su baja inversión, pero no ha hecho lo mismo con sus colegas del Gabinete. En base a esos mediocres resultados, el BCR ha mantenido su proyección de 1% para la expansión de la inversión pública este año. Es preocupante la falta de liderazgo del Gobierno para impulsar una agenda económica y ni siquiera su política fiscal de corto plazo está generando el estímulo necesario. ¿Será el momento para que el BCR reduzca su tasa de interés?

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