Editorial de Gestión. En el caso peruano, habría que prestar más atención a la magra calidad del empleo y a los bajos ingresos de los trabajadores.
Editorial de Gestión. En el caso peruano, habría que prestar más atención a la magra calidad del empleo y a los bajos ingresos de los trabajadores.

ALERTA. El BCR ha cumplido 100 años y, para conmemorarlo, organizó una conferencia internacional en la que los ánimos no fueron precisamente celebratorios. Es que las perspectivas económicas del mundo en general, y del Perú en particular, se presentan bastante sombrías. Una de las ponentes invitadas, la vicepresidenta y economista jefa del Banco Mundial, Carmen Reinhart, alertó que el Perú figura en el grupo de países con riesgo de estanflación. Este término define una situación de estancamiento del PBI, alta inflación y alto desempleo.

La coyuntura internacional es responsable en parte. La invasión de Rusia a Ucrania ha encarecido los precios del petróleo y los cereales (nuestro país es importador de estos commodities) y el brote de covid-19 en China ha provocado que se ponga en duda su proyección de expansión económica para este año (5.5%), lo cual impactará negativamente en países que le venden materias primas, como es el caso del Perú.

Pero los factores internos también están siendo perjudiciales. El PBI había comenzado a recuperarse de los efectos de la pandemia a mediados del año pasado, pero desde que asumió el Gobierno de Pedro Castillo, las medidas contraproducentes –como la reducción de la inversión pública–, la retórica marcadamente hostil contra las empresas formales y los constantes escándalos y nombramientos de funcionarios que no dan la talla, han estado haciendo estragos en la confianza del sector privado y el resultado ha sido el enfriamiento de la economía.

Esos mismos desaciertos provocaron el alza del tipo de cambio, que se trasladó a precios de bienes importados. Ese efecto se ha disipado, pero ha sido reemplazado por las consecuencias de la guerra de Putin, y el mayor riesgo es que el encarecimiento local de combustibles y granos venga acompañado de escasez de dichos bienes. El fin de semana, el BCR presentó su Reporte de Inflación de marzo y revisó al alza su proyección de inflación para este año (de 2.9% a 3.6%).

De los tres disparadores de la estanflación, el más peligroso sería el desempleo, aunque en el caso peruano habría que prestar más atención a la magra calidad del empleo (la informalidad aumentó considerablemente en el 2021) y a los bajos ingresos de los trabajadores (el salario real en Lima cayó 12%). El promedio del año pasado, en términos reales, fue muy bajo comparado con el nivel prepandemia.

¿Qué puede hacerse para corregir el rumbo? El BCR tiene margen de maniobra y el MEF está en condiciones de revertir la caída de la inversión pública. Lo incierto es que Castillo pueda comprender lo delicado de la situación.

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