Editorial de Gestión. La ciudadanía debe mantenerse vigilante para que la agrupación que gane no sienta que ha recibido un cheque en blanco. (Foto: Archivo /GEC)
Editorial de Gestión. La ciudadanía debe mantenerse vigilante para que la agrupación que gane no sienta que ha recibido un cheque en blanco. (Foto: Archivo /GEC)

VOTACIÓN. Una semana después de realizadas las elecciones del 11 abril señalamos que “en esta segunda vuelta la responsabilidad ciudadana es clave, todos deben pronunciarse. Hay que ir a votar el próximo 6 de junio. Un país de 24 millones de votantes no puede tener un presidente que no llegue a los cinco millones de votos. Lo que está en juego es el futuro del país y no se puede dejar en manos de los otros una decisión que nos compete”. Ha llegado la fecha clave.

Este 6 de junio la ciudadanía ejercerá su derecho a votar, pero también su deber cívico de elegir a la persona que dirigirá el país durante los próximos cinco años.

Ningún proceso electoral es sencillo, pero la polarización generada en esta segunda vuelta excede todo lo visto en los últimos años. Por ello, si bien constitucionalmente cada ciudadano tiene tres opciones (elegir a uno de los dos candidatos o votar blanco o viciado), consideramos que lo conveniente para la gobernabilidad del país es que se opte por uno de los aspirantes al sillón de Pizarro. Si quien resulte ganador lo hace con un número reducido de votos en comparación con la población general su legitimidad podría verse comprometida.

Eso no significa que quien obtenga la mayoría de los votos pueda considerar que el apoyo conseguido es a su persona. En estas elecciones se está eligiendo no solo entre dos opciones políticas sino, sobre todo, entre dos visiones sobre la democracia. Una más clara que la otra. Y entre dos rutas a seguir en materia económica. Una que busca no perder lo avanzado y otra que propugna un camino ya transitado en el país sin éxito. La mayoría de los peruanos que no eligió a ninguno de los dos candidatos en la primera vuelta será responsable de ser vigilante de la forma como lleve adelante el poder encomendado.

Los retos que quedan son grandes, pues si bien en algunos temas (como economía o salud) ambos candidatos han expresado su postura, existen otros igual de importantes donde sus declaraciones han sido escasas o nulas o, peor aún, han generado graves dudas, como los temas de derechos humanos, igualdad de género, derecho de minorías, libertad de expresión y el rechazo a cualquier forma de violencia, incluido el terrorismo -llamándolo por su nombre- o el feminicidio.

A pesar de existir otros 16 candidatos y opciones más de centro, fue la ciudadanía la que directa o indirectamente puso a los dos candidatos que este domingo están en competencia, y esta misma ciudadanía debe asumir la responsabilidad de mantenerse vigilante durante el periodo 2021-2026 para que la agrupación que gane no sienta que ha recibido un cheque en blanco.

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