PERCEPCIONES. Las decisiones que como país se tuvieron que tomar para la lucha contra la pandemia incluyeron una cuarentena estricta en los primeros meses y el cierre de comercios y escuelas. Esta situación no solo afectó la economía a nivel macro, sino también a nivel micro, pues hubo una significativa pérdida de empleo, además de lo complejo que ha significado que los centros de estudios cerraran sus puertas.
Quizás por ello las principales preocupaciones de la ciudadanía son la reactivación económica y el empleo, además de la calidad de la educación. Así lo evidencia la última encuesta elaborada por Datum para Gestión, donde el factor económico ocupa el primer lugar (45%) y la educación el segundo (40%); dos puntos que hasta el momento no parecen estar en el centro de los objetivos del Gobierno. Respecto a la reactivación económica y el empleo, desde estas líneas se ha repetido incansablemente que sin buscar el apoyo del sector privado es poco lo que se podrá conseguir, y sobre la educación, aunque algunos centros educativos están empezando a dictar clases semipresenciales, en el caso de Lima, el mayor porcentaje de estos centros es privado, lo que pone en duda si los colegios del Estado podrán estar listos para retomar clases el próximo año. Mientras que con un ministro que no está a favor de la evaluación de maestros es poco lo que se podrá avanzar en calidad.
Lamentablemente, estos temas no están en la agenda del día a día, mientras que convocar a una Asamblea Constituyente, un tema que parece crucial para Perú Libre, está casi en el último lugar de las prioridades de los peruanos.
Quizás esta percepción de que el Ejecutivo aún no encuentra el rumbo para resolver las prioridades de los peruanos hace que, a pesar de los cambios realizados, la población no crea en este gobierno y la desaprobación del presidente Pedro Castillo siga en aumento. Además, si bien es ligeramente mayor el porcentaje de personas que está a favor del nombramiento de Mirtha Vásquez como premier que quienes la desaprueban, en el caso de los ministros del Interior y Educación, la desconfianza que generan supera el 60%. Algo que deben evaluar seriamente Castillo y Vásquez, sobre todo cuando la educación es tan importante para los peruanos.
Desde el otro lado, al Congreso tampoco le va bien, como es costumbre la desaprobación del Parlamento es alta (71%), y casi cuatro meses después de iniciar sus funciones tampoco parece claro el plan de trabajo que poseen.
No se puede desear hacer lo que es mejor para la población sin escucharla, y eso es algo que ya debe entender el Gobierno.