INFLACIÓN. El Consejo Fiscal (CF) ha alertado de que el plan de reactivación económica, anunciado por el ministro de Economía, Kurt Burneo, tendría efectos inflacionarios no deseados puesto que, para lograr el objetivo de impulsar el crecimiento del PBI en el corto plazo, el MEF aplicaría una política fiscal expansiva –centrada en el incremento del gasto corriente–. Esta observación ocurre justo cuando la inflación ha comenzado a ceder, aunque tímidamente.
En agosto, la inflación acumulada de los últimos doce meses fue 8.8% a nivel nacional y 8.4% en Lima, ambas menores que las de julio y junio. Hay que insistir en que ese resultado no se debe a ninguna medida del Gobierno o del Congreso para mitigar el impacto del alza de precios, sino de la caída de cotizaciones internacionales como la del petróleo (las de algunos commodities agrícolas también estarían comenzando a ceder). Al contrario, las exoneraciones al IGV de alimentos básicos y combustibles, y del ICS de estos últimos, tuvieron como impacto principal afectar negativamente la recaudación tributaria.
Tras ese fiasco (las exoneraciones ya no están vigentes), el MEF optó por las transferencias directas a poblaciones vulnerables, aunque como Burneo ha llegado cargado de optimismo, parece estar dispuesto a intensificar esas medidas. Así lo señala el Marco Macroeconómico Multianual (MMM) 2023-2026, que contempla ampliar la cobertura y subvención adicional a usuarios de programas como Juntos, Pensión 65, Contigo y Qali Warma, además de un bono alimentario para hogares vulnerables (S/ 1,698 millones) y un FertiBono (S/ 144 millones). Por cierto, hasta ahora no se concreta la compra de urea, anunciada por todo lo alto por el Gobierno en varias ocasiones.
Las medidas focalizadas son más efectivas para paliar el encarecimiento de productos básicos, pero es necesario evaluar la necesidad de incrementar las transferencias sin causar demasiado estrés en la caja fiscal. Sin embargo, la mejor solución para hacer frente a la inflación es la recuperación de los ingresos reales, y eso se logra incentivando la inversión privada y la iniciativa empresarial formales. Y lo que el Gobierno está haciendo, con su hostilidad contra la formalidad, es todo lo contrario.
Quizás lo rescatable sea que las expectativas inflacionarias han bajado, de 5.35% en junio a 5.16% en julio. Es la primera vez que descienden desde diciembre pasado. Aunque todavía están lejos del rango meta, sí son un indicio de que el ajuste de la política monetaria del BCR está logrando anclar dichas expectativas