Editorial de Gestión. Los procesos fiscales deben ser 100% pulcros, de lo contrario se pierde la credibilidad en la justicia. (Foto: GEC)
Editorial de Gestión. Los procesos fiscales deben ser 100% pulcros, de lo contrario se pierde la credibilidad en la justicia. (Foto: GEC)

MINISTERIO PÚBLICO. La Fiscalía de la Nación vuelve a ser noticia, pero esta vez por sus problemas que arrojan un manto de sospecha sobre su trabajo y menoscaba la independencia del Ministerio Público frente al poder político. ¿La razón? La reunión que sostuvieran las fiscales Sandra Castro y Rocío Sánchez con Martín Vizcarra cuando él aun era presidente y ellas ya estaban a cargo de la investigación del caso denominado “Los cuellos blancos del Puerto”.

Poco importa si la cita fue breve o larga, si se llevó a cabo en el domicilio de Vizcarra o de un tercero o si se le dio al exmandatario detalles del audio que lo comprometía en el caso o no. Tampoco quién solicitó la reunión o si fue “por una buena causa” (solicitar mayor apoyo y seguridad para realizar sus labores). Lo cierto es que si en el expediente del caso existían documentos que vinculaban a Antonio Camayo con Martín Vizcarra la reunión era inadecuada, por decir lo menos.

Es acertado que, más allá de las explicaciones que las fiscales deberán dar a nivel oficial y de la responsabilidad (funcional o penal) que se pueda encontrar en sus actos, ambas hayan sido separadas del caso. Las razones de fondo por las cuales se inició la investigación se mantienen, pero lamentablemente la forma en que se ha llevado a cabo esta, está ahora cuestionada, ¿las decisiones tomadas por las fiscales fueron las mejores para el caso o se priorizaron temas o personajes en función a intereses políticos? Las respuestas a estas dudas nunca serán despejadas.

Quienes tomen la posta y continúen con la investigación de “Los cuellos blancos del Puerto” deberán redoblar los esfuerzos de transparencia y actuar de acuerdo a ley y aprender de esta amarga experiencia. Los procesos fiscales deben ser 100% pulcros porque de lo contrario se pierde la credibilidad en la justicia y el debido proceso y esto atenta contra la lucha anticorrupción. No se le puede dar ningún pretexto a los investigados para que cuestionen la seriedad de la investigación.

La fiscal de la Nación debe entender que en este caso no basta con la destitución realizada, lo importante es no echar al olvido el tema, como ha sucedido anteriormente con otras investigaciones que inició. Tampoco se puede servir de distracción una denuncia como la del “gasolinazo”, que siendo importante pierde peso en medio de la de los cuellos blancos. La fiscal Zoraida Ávalos debe admitir que lo sucedido es un descrédito para su labor y un llamado de atención para el resto de las fiscalías.

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