Editorial de Gestión. La más golpeada, servicios, es también la que genera más empleo, casi 6 de cada 10 limeños.
Editorial de Gestión. La más golpeada, servicios, es también la que genera más empleo, casi 6 de cada 10 limeños.

SITUACIÓN. Con la cuarentena rígida que se implementó desde el 15 de marzo del año pasado y que duró, oficialmente, hasta el 30 de junio, el desempleo se disparó en Lima y el resto del país. Pero dado que era imposible buscar trabajo –estaba prohibido salir– aparte que la mayoría de centros laborales tuvo que cerrar, esa masa de desempleados fue categorizada por el INEI como “población económicamente inactiva” (PEI), lo cual atenuó lo negativo de las cifras laborales.

Los desempleados y la PEI comenzaron a reducirse antes del fin oficial de la cuarentena, porque tanto empleadores como empleados no podían soportar más de 30 días sin obtener ingresos. Es que en una economía donde predomina la informalidad, es poco realista suponer que existen ahorros, CTS u otros medios que permitan subsistir en confinamiento. Y esa informalidad también explica las dificultades que ha tenido el Gobierno para repartir sus bonos.

La cuarentena focalizada decretada el 31 de enero tuvo un impacto negativo sobre el empleo en Lima Metropolitana durante el primer trimestre del año, pero no al mismo nivel que en periodos anteriores; quizás porque las restricciones estuvieron dirigidas a actividades con alta concentración de público (restaurantes, cines y comercios) y también porque, a diferencia del año pasado, buena parte de la población ha decidido hacer caso omiso de las normas y proseguir como si ya no hubiese pandemia. Sin embargo, las cifras siguen preocupando.

En la capital, alrededor de 4 de cada 10 personas son independientes. Y este grupo ha sido uno de los más golpeados durante la pandemia: el deterioro en 25% de sus ingresos ha ocasionado que muchos pasen a la condición de subempleados. El hecho de que bastantes no cuenten con esquemas de protección social también jugó en contra. Si bien hubo un par de “bonos independientes”, tales transferencias no habrían beneficiado a muchos, pues no figuraban en los registros oficiales.

Los dependientes (asalariados) no la han pasado tan mal en términos de pérdida de ingresos mensuales, pero debido a que la mayoría labora en empresas de 1 a 10 trabajadores –en las que las remuneraciones sí se redujeron– el resultado es que el ingreso promedio en Lima tuvo un rezago de 9.3% con respecto al primer trimestre del 2020. Por rama de actividad, el empleo solo creció en construcción.

La más golpeada, servicios, es también la que genera más empleo (casi 6 de cada 10 limeños), y la que volverá a sentir el impacto de la nueva cuarentena focalizada que rige para Lima desde esta semana.