Editorial de Gestión. Lo que viene sucediendo pone en evidencia que en nueve meses la izquierda no ha sido capaz de poner un gobierno eficiente en marcha.. (Foto: Congreso)
Editorial de Gestión. Lo que viene sucediendo pone en evidencia que en nueve meses la izquierda no ha sido capaz de poner un gobierno eficiente en marcha.. (Foto: Congreso)

GOBIERNO DE CASTILLO. Con una arbitraria orden de inamovilidad amanecieron los vecinos de Lima y Callao el martes. El fundamento del Gobierno para tomar la medida fue una supuesta información de inteligencia que alertaba que se podían llevar a cabo saqueos en la ciudad. Sin embargo, a lo largo del día no se dieron a conocer las acciones realizadas contra quienes estarían detrás de esos actos de violencia. A pesar de ello, y sin mayor explicación, el presidente Castillo dejó sin efecto la inamovilidad en horas de la tarde, mientras se encontraba en el Congreso, hecho que además utilizó para abandonar la sede legislativa sin escuchar a los parlamentarios. Aunque la reunión entre ambos poderes no llegó a ningún resultado concreto.

¿Por qué ordenó la inamovilidad?, ¿por qué cambio de idea?, ¿cuándo tomó esa decisión: antes de ir al Parlamento o mientras se encontraba allí?, ¿se buscaba centrar la noticia en Lima para no mirar lo que está pasando en el interior del país?, ¿o es que acaso lo que se busca es seguir exacerbando los ánimos de la población para que, tal como su partido lo busca, se insista en una nueva Constitución?

Lo que viene sucediendo pone en evidencia que en nueve meses la izquierda no ha sido capaz de poner un gobierno eficiente en marcha. Pedro Castillo cuenta con apoyo directo e indirecto de todos los sectores izquierdistas, lo que lleva a que las críticas de dicho sector sean tan tibias y que incluso se haya sido tan permisivo con hechos de violencia contra la mujer e investigaciones para luchar contra la corrupción. Lamentablemente, eso muestra el mayor defecto de los políticos de todas las tendencias: dejar pasar los errores de los amigos y exagerar los errores de los rivales.

Pero también muestra el fracaso de parte de la oposición, que en palabras del congresista Jorge Montoya mostró su mayor desprecio por un sector de la población al justificar la medida, pues iban a “bajar de los cerros” a saquear la ciudad. Evidenciando que a pesar de todo lo vivido durante el último proceso electoral no se aprendió nada.

Lo que ocurre en el país confirma lo que hemos repetido en más de una oportunidad, Castillo no está en capacidad de gobernar, nunca lo estuvo y en lugar de rodearse de los profesionales más idóneos para llevar adelante su labor, se dedicó a desmantelar la escasa meritocracia que existía en el Ejecutivo. Ya no le sirve victimizarse, pues ha quedado claro que ya terminó su idilio con la ciudadanía de los estratos de bajos ingresos que votó mayoritariamente por él. O decide dar un gran cambio en su manera de gobernar o que dé un paso al costado.