Editorial de Gestión. Otro riesgo asoma: que las expectativas inflacionarias no regresen  al rango meta de inflación del BCR.
Editorial de Gestión. Otro riesgo asoma: que las expectativas inflacionarias no regresen al rango meta de inflación del BCR.

INFLACIÓN. El BCR fue uno de los primeros bancos centrales en comenzar a elevar gradualmente su tasa de interés de política monetaria (tasa de referencia), con el fin de anclar las expectativas inflacionarias. Lo hizo a partir de agosto del año pasado, coincidentemente con el inicio del gobierno de Pedro Castillo, que incluso antes de asumir el poder causaba desconcierto con sus ideas económicas anacrónicas y sus primeros mensajes antiempresa. La incertidumbre provocada se tradujo en un incremento del tipo de cambio, lo que incidió en el encarecimiento de productos importados.

Así que a los factores inflacionarios externos –los desajustes en las cadenas internacionales de suministro el año pasado y la guerra en Ucrania este año– en el Perú se sumaron factores internos, con lo que el BCR ha tenido que bregar en dos frentes en su combate contra la inflación. Y al haber iniciado antes la subida progresiva de su tasa de referencia, la autoridad monetaria ha logrado amortiguar el riesgo de una recesión. Hace unos días, su presidente, Julio Velarde, señaló que su entidad será exitosa en bajar la inflación sin causar recesión. Sin embargo, otro riesgo asoma: que las expectativas inflacionarias no regresen al rango meta de inflación de la entidad (entre 1% y 3%).

De hecho, la política monetaria busca mantener “ancladas” las expectativas inflacionarias de los agentes económicos. Por ejemplo, que en sus procesos de fijación de precios, incluidas las remuneraciones, las empresas no consideren que estos seguirán incrementándose –o que sus productos o servicios aumentarán por encima de la tasa de inflación–. El BCR, con sus subidas de la tasa de referencia, ha logrado mantener esas expectativas cuasi ancladas: tras alcanzar un preocupante pico en la encuesta realizada a empresas, bancos y analistas en junio (una tasa anualizada de 5.35%), comenzaron a reducirse gradualmente hasta llegar a 4.89% en la encuesta de setiembre (dada a conocer a inicios de octubre).

Asimismo, las expectativas inflacionarias para el cierre del 2022 (entre 7% y 7.7%) se ubican por debajo de la actual tasa anualizada (8.28% para Lima y 8.64% a nivel nacional), lo cual también puede interpretarse como una apuesta por un menor incremento de precios para los últimos meses del año. ¿Pero será así? Si bien la política monetaria (a cargo del BCR) se ha mantenido, no se podría decir lo mismo de la política económica, ni de los mensajes del presidente y la mayoría de sus ministros, que cambian según la audiencia que tengan enfrente. Y se avecina una crisis alimentaria.