ENCUESTA. El martes el presidente Pedro Castillo se salvó de la vacancia, pero la situación de su gobierno continúa siendo precaria. La última encuesta de Datum, elaborada para Gestión, muestra que la desaprobación del mandatario subió nueve puntos porcentuales en el último mes, alcanzando 59%, aunque hay notables diferencias dependiendo de las regiones del país o del nivel socioeconómico. Así, la desaprobación en Lima y Callao llega a 70%. Sin embargo, en el sur del país todavía es mayor el porcentaje de quienes apoyan la actuación del presidente (50%), algo similar ocurre en el nivel socioeconómico E, donde tiene 49% de aprobación. En todas las demás regiones y niveles socioeconómicos su desaprobación es mayoritaria.
Sin duda, las citas que Castillo sostuvo en la casa de Breña y que no fueron informadas causaron un impacto negativo, ya que el 84% de los encuestados está en desacuerdo con las mismas, mientras que un 74% no cree que se trate de reuniones de carácter “personal”, tal como dijo el mandatario en su escueto mensaje a la Nación.
Los resultados de la encuesta revelan que, aun en los sectores donde su apoyo es mayoritario, el presidente Castillo pierde credibilidad, lo que sin duda afectará la percepción de la ciudadanía para el 2022. Tampoco ayuda que la desaprobación de su premier, Mirtha Vásquez, alcance el 60%, pues siendo la vocera del Ejecutivo, debe asumir la responsabilidad por lo que hace o deja de hacer el mandatario.
Castillo ni su equipo ministerial reconocen hasta el momento que requieren un cambio de estrategia, no solo de comunicación, sino de orientación de su labor. El mandatario no puede buscar consensos solo cuando se le pone contra las cuerdas, como fue por el pedido de vacancia, sino que debe buscar puntos mínimos de coincidencia con el resto de las fuerzas políticas. Pero su comportamiento en los primeros cuatro meses deja dudas sobre si lo podrá hacer.
El Congreso tampoco cuenta con el respaldo de la ciudadanía y en varias oportunidades muestra una actitud errática y más de una bancada de la oposición negocia sus convicciones.
El próximo año no son pocos los retos que enfrentarán ambos poderes del Estado, desde las elecciones regionales y municipales hasta afrontar una mayor incertidumbre en la economía, tras haber dado pasos en falso este año. La última prueba de fuego del Congreso la tendrá cuando el viernes debata la delegación de facultades tributarias al Ejecutivo. Si la oposición no toma en cuenta las críticas que mayoritariamente se han realizado, se habrá perdido otra oportunidad.