El Banco Itaú señala en su informe que el entorno externo para Latinoamérica sigue siendo favorable, lo que respalda los precios de exportación, el riesgo soberano y los efectos (Foto: Andina).
El Banco Itaú señala en su informe que el entorno externo para Latinoamérica sigue siendo favorable, lo que respalda los precios de exportación, el riesgo soberano y los efectos (Foto: Andina).

EXPECTATIVAS. El persistente enfriamiento de la economía no primaria, que se mantuvo hasta fines del tercer trimestre del 2017, ha impactado en los ingresos de los peruanos, así como en su estado de ánimo. Según la encuesta Pulso Perú de este mes, el 82% no siente ninguna recuperación de la economía en sus bolsillos. Es que la mayoría de actividades que tienen un efecto relevante sobre la creación de empleos adecuados continúa desacelerada, o peor, contraída.

Lo que el año pasado aumentó en mayor proporción fue el empleo informal, en especial el subempleo por ingresos. Esto explica la desazón de la gran mayoría de compatriotas, a quienes les debe importar muy poco que el precio del cobre siga al alza, cuando lo que ganan no les alcanza para llegar a fin de mes. Los analistas esperan que el empleo formal recién se reactive a partir del segundo semestre del año, cuando el efecto multiplicador de la mayor inversión pública y privada dinamice actividades que hoy continúan languideciendo.

Como consecuencia, lo que primará hasta entonces será la pesadumbre. Por ejemplo, aunque las proyecciones especializadas auguran que este año el PBI se expandirá más que el año pasado –a pesar de la inestabilidad política–, para el 58% de encuestados el crecimiento será igual, mientras que solo el 23% está en línea con las expectativas de los conocedores. En enero, el porcentaje de pesimistas fue algo menor (52%), lo que indica un deterioro de la confianza de los peruanos en la economía.

La política económica del Gobierno tampoco sale bien parada en la evaluación del público. El área donde el accionar gubernamental está en contacto más directo con la población, la reconstrucción, sigue concitando una opinión desaprobatoria: el 77% percibe que no se está avanzando, trece puntos más que en diciembre. Habrá que esperar que los anuncios de mejoras hechos en Gestión por el encargado de la tarea, Édgar Quispe, se materialicen pronto. La mayoría (66%) tampoco piensa que se esté avanzando en la lucha contra la minería ilegal.

Este contexto de bolsillos medio vacíos y de escasas esperanzas en que la situación mejorará, hará que el descontento esté a flor de piel. Si bien eso no justifica las acciones de violencia, como lo que ocurre con los productores de papa, obliga al Gobierno a tener en cuenta los riesgos que está provocando la sensación de que no está trabajando para solucionar un problema inmediato de la población: mejorar sus ingresos. Aunque eso no se puede conseguir en el corto plazo, lo importante es sentar las bases para que posteriormente ocurra y ello se logra con mayor crecimiento y reformas.