Editorial de Gestión. Si Pedro Castillo realmente quiere dar una sorpresa en el discurso de 28 de julio, que sea una real solución. (Foto: Anthony Niño de Guzmán | GEC)
Editorial de Gestión. Si Pedro Castillo realmente quiere dar una sorpresa en el discurso de 28 de julio, que sea una real solución. (Foto: Anthony Niño de Guzmán | GEC)

PERCEPCIÓN. A pocos días de cumplir un año de gobierno, los resultados del mandato de Pedro Castillo son pésimos, y la sensación que tiene la población lo confirma. Así, según la última encuesta realizada por Datum para Gestión, si los peruanos tuvieran que calificar al presidente con una nota de 0 a 20 sería “jalado” con una nota promedio de 07. Ni en el sector rural ni en las regiones, donde el mandatario asegura que residen quienes avalan sus acciones, logra una nota aprobatoria.

Durante el último mes, Castillo ha perdido incluso el poco apoyo que le quedaba en la región sur, donde su aprobación ha caído en 10 puntos porcentuales (de 41 a 31%), mientras que su desaprobación ha subido en doce puntos porcentuales (de 54 a 66%). Sucede que a los pésimos resultados económicos se suman las denuncias de corrupción en el entorno más cercano al presidente y a pesar de las frases hechas como “ya me pusieron el cliché que soy corrupto, no he venido a robarle al país”, o “si me demuestran que soy corrupto me someteré a la ‘justicia’ de mis hermanos, los ronderos”, lo cierto es que mayoritariamente (67%) la población siente que el presidente Pedro Castillo no tiene la voluntad de colaborar con las investigaciones de la Fiscalía de la Nación. Nuevamente un presidente se olvida de que lo que importa son las acciones, no las palabras. De nada vale lo que diga si en lugar de presentarse a las citaciones y responder directamente y sin evasiones, la estrategia legal que utiliza es la de negarse, no responder y blindar a su entorno más cercano, tal como lo sostiene el 66% de los peruanos.

Para un mandatario que ingresó al cargo bajo la premisa de que no sería igual a los anteriores gobernantes, lo cierto es que la población percibe que, por lo menos, tiene más de lo mismo, cuando no peor. Así, un 78% considera que el presidente Castillo y sus familiares se están aprovechando del poder que tienen para beneficio propio. Eso explica por qué mes a mes se va reduciendo el porcentaje de ciudadanos que desean que Castillo termine su mandato en el 2026, mientras crece el número de quienes quieren que se vayan todos (presidente y congresistas) o al menos el mandatario.

De más está que desde el Ejecutivo se pretenda tapar el sol con un dedo, y si Pedro Castillo realmente quiere dar una sorpresa en el discurso de 28 de julio, que sea una real solución para la difícil situación que atraviesa el país.