Redacción Gestión

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CHILE."En todos lados se cuecen habas", reza un conocido dicho popular, y es verdad. Michelle Bachelet asumió la presidencia de Chile nuevamente, acompañada por más partidos que los que la llevaron a la presidencia la primera vez. Sin embargo, su retorno está lejos de tener la popularidad que la acompañó en su anterior mandato. Hoy está atravesando una complicada situación política. A las denuncias contra algunos empresarios por defraudación tributaria se sumaron también las de uso de influencias por parte del hijo de la presidenta Michelle Bachelet.

El caso Penta no es solo un escándalo por el tema tributario (un perjuicio fiscal estimado inicialmente en US$ 3.8 millones) sino porque está enmarcado dentro de una investigación por desvío de fondos a campañas políticas, en partidos de la oposición. Por su parte, el caso Caval, que involucra a Sebastián Dávalos Bachelet y su esposa, está referido al tráfico de influencias del que se habría válido Dávalos, quien trabajaba en el Ejecutivo, para conseguir que un banco privado le otorgue un préstamo de US$ 10 millones a la empresa de su cónyuge.

Estos escándalos han afectado la aprobación de la presidenta, como era de esperarse, y también de la oposición. Al parecer, los chilenos están despertando de un sueño para afrontar la realidad. Esta situación ha generado una fuerte crisis política, al punto que Bachelet ha pedido la renuncia de todo su gabinete y hasta el momento solo ha ratificado a su canciller y se dice que ratificaría al ministro de Hacienda.

Además, creó un consejo asesor para vigilar las relaciones entre los sectores público y privado, planteó un plan de medidas de probidad y transparencia para poner freno a casos de corrupción y tráfico de influencias, e impedir que las empresas aporten dinero a los partidos políticos.

Es más, Bachelet ha ido más allá y no ha dudado en hablar de una reforma constitucional, medida que generó el efecto contrario al que seguramente esperaba.

Dada nuestra relación con el vecino país del sur, será clave seguir el devenir de los acontecimientos, pues tanto los cambios normativos como los legales podrían tener impacto en el Perú.