Redacción Gestión

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Congreso. El 26 de julio se realizará la elección de la nueva Mesa Directiva del Poder Legislativo, el cual es un pilar importante en cualquier país que se precie de ser democrático. Lamentablemente, en el Perú su prestigio está mellado, tanto por las acciones, u omisiones, de sus integrantes, como por la mala imagen que personas externas buscan generar para, repitiendo errores pasados, menoscabar su importancia y dejar que solo el Poder Ejecutivo gobierne el país. Una situación perjudicial pues en Gestión siempre hemos considerado que el Parlamento es muy importante para mantener el equilibrio de poderes.

Este mes se dará la última elección de Mesa Directiva en el gobierno de Ollanta Humala, la cual tendrá un papel vital en medio del agitado espacio político que se dará con el inicio de la campaña electoral.

En este momento, Luis Iberico es el único que ha lanzado su candidatura para presidir el Congreso, la cual es apoyada por las bancadas del PPC, APP, Concertación Parlamentaria (Apra, independientes) y Fuerza Popular. Sin embargo, las denuncias de un supuesto vínculo con Orellana no ayudan a su imagen, menos aún cuando frente a preguntas directas que le permitirían deslindar las acusaciones, el congresista ha preferido las evasivas, que no lo dejan bien parado. Y es que a pesar de la opinión de muchos legisladores que lo apoyan, este tema no puede ser tomado a la ligera ni pasado por agua tibia.

Aún están pendientes de presentarse otras candidaturas, pues hay cuatro bancadas de oposición que no apoyan a Iberico y, al parecer, la bancada oficialista apostaría por presentar a su candidato tratando de obtener nuevamente la presidencia del Congreso, aunque durante cuatro años poco o nada haya logrado.

El panorama no es optimista, sin embargo es indispensable elegir a un nuevo presidente del Parlamento, y esta tarea, sin duda, requerirá de lograr consensos.

La reciente encuesta de Datum muestra que si bien un 54% desea que la oposición dirija el Congreso, a un 22% le es indiferente quién sea el candidato.

El Perú está cansado de autoridades cuestionadas. Por ello, requiere un presidente del Congreso exento de dudas, más allá de si pertenece a las filas de la oposición o del oficialismo. Trabajar debe ser la prioridad.

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