Redacción Gestión

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CHINA. Todos responsabilizamos al fin del boom de los commodities de la caída de nuestras exportaciones, cuyo pernicioso efecto se observa en las magras cifras del PBI. Más allá de la falta de previsión de este y los gobiernos anteriores, que hicieron muy poco para promover la diversificación de la producción exportadora, lo que causa asombro es que continúen ignorando un aspecto clave de la naturaleza de los ciclos económicos: no solo empiezan y terminan, sino que son reemplazados por otros.

La palabra mágica seguirá siendo la misma (China), pero la magia será distinta, y dependerá de las autoridades y del sector privado peruanos sacarle provecho a este nuevo ciclo, mientras se trabaja en mejorar la matriz productiva, que será una tarea de largo plazo. Es sabido que la economía china ha dejado de crecer a las tasas a las que había (mal)acostumbrado a los mercados y que su demanda por minerales ya no es la que solía ser.

China sí está cambiando su modelo económico y ha pasado de darle prioridad al proceso de industrialización a otorgarle protagonismo al consumo. Ya no habrá grandes edificaciones de plantas, con la consiguiente demanda por hierro, cobre y otros materiales de construcción. Pero eso no significa que dejará de comprar bienes del extranjero, sino que ahora fijará la vista en artículos de consumo.

La revista británica The Economist menciona, por ejemplo, el aumento del consumo de lácteos, carne, chocolates y joyería, lo cual tiene un efecto sobre dichos productos y sobre los commodities que se usan para manufacturarlos. ¿Qué tan competitivo es el Perú en estos bienes? Los gremios exportadores tienen la palabra, pero suponemos que si bien hay otros proveedores mejor preparados para los dos primeros, el desarrollo del cultivo del cacao nos otorga cierta ventaja en el tercero, lo mismo que los menores costos relativos que la producción de oro y plata tiene en el país.

Si los chinos están ávidos por adaptar sus hábitos de consumo a los de Occidente, los empresarios peruanos tienen la oportunidad de aplicar su experiencia en este campo. Afortunadamente, tenemos un tratado de libre comercio con China, además de dos oficinas comerciales (Beijing y Shanghái) que deberíamos aprovechar.

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