Vicepresidente de Soluciones de Portafolio de Credicorp Capital Asset Management
Luego de un primer semestre 2022 bastante complejo para los mercados financieros, los últimos dos meses hemos visto una recuperación significativa. Tras caer 20% entre enero y junio, la renta variable global entre el comienzo de julio y el 19 de agosto había repuntado 9%. Por su parte, la renta fija global subió 3% en ese mismo periodo tras la caída de 14% en la primera mitad del año. ¿Qué explica este cambio de tendencia y cuán sostenible puede ser?
En los primeros meses del año la principal preocupación entre los inversionistas era claramente una inflación que parecía fuera de control. Esto estaba llevando a varios de los principales bancos centrales del mundo a endurecer la política monetaria agresivamente, incluso con la actividad económica empezando a dar señales de desaceleración, pero en la segunda quincena de junio este foco empezó a cambiar.
Algunos factores clave en el aumento de la inflación empezaron a moderarse. El precio del petróleo, por ejemplo, ha caído 20% en los últimos 3 meses; asimismo, las cadenas de suministro para producción de bienes y servicios están operando de manera más fluida luego del impacto de la pandemia. Por ende, los partícipes de mercado empezaron a ponderar la expectativa de que el ajuste de política monetaria sea menos severo y persistente que el que inicialmente se pensaba, ya que la inflación regresaría ordenadamente al rango meta de los bancos centrales y estos, a su vez, podrían enfocarse en estimular el crecimiento económico, reduciendo así el riesgo de una eventual recesión.
En nuestra opinión, este optimismo es aún algo prematuro. Por un lado, si bien la salud estructural de la economía mundial es buena, con bajo apalancamiento del consumidor y baja necesidad de liquidez de las empresas, en el corto plazo veremos debilidad en actividad tanto de manufactura como servicios. Por otro lado, aun cuando la inflación en EE.UU. parece empezar a moderarse, la lectura actual de 8.5% todavía está muy lejos del 2% al que apunta la Reserva Federal. Además, el ritmo de crecimiento de los salarios y de los costos de alojamiento demorará en caer, lo cual hace poco probable un rápido cambio de postura hacia una política monetaria estimulativa. Por lo tanto, el escenario base que vemos no es el de un “aterrizaje suave”, sino el de una recesión leve alentada por la necesidad de los bancos centrales de fortalecer su credibilidad dominando la inflación.
En ese sentido, tácticamente recomendamos un posicionamiento todavía cauto, con un saldo prudente de caja y subponderación de renta variable y renta fija con riesgo crediticio.