Gerente de Gestión Humana de Hermes
La igualdad es un valor imprescindible para toda sociedad. Es la columna vertebral que permite a cada ser humano tener los mismos derechos y oportunidades en la vida, y con ello aportar al desarrollo y progreso de su comunidad.
Hoy más que nunca, las empresas debemos tener un fuerte compromiso con este valor. Promover la igualdad en todas sus formas genera competitividad, arraigo, progreso, pero sobre todo produce mayores oportunidades para crecer y formar una mejor sociedad.
Pero, ¿cómo generar mejores empleos en torno a la igualdad? Como primer paso, es importante que las empresas reconozcan de manera objetiva su Visión y Misión y sobre ellas definir bien sus pilares y valores internos, que son como el ADN que marcará el accionar de cada persona dentro de la organización.
Nuestra visión es “Ser reconocidos como los mejores en la administración de riesgos”; para lograrlo, uno de nuestros pilares más importantes es la Integridad y Desarrollo de las Personas, que se construye teniendo como base el Conocimiento, sobre el cual formamos, retenemos y fomentamos el desarrollo de nuestros colaboradores. Somos conscientes de que con una buena formación y entrenamiento del talento, articulado por un esquema integrado de gestión humana eficaz, alcanzaremos el reconocimiento de nuestros clientes, mejorando así nuestra posición en el mercado.
Es muy importante que esta visión integrada funcione alineada a los objetivos estratégicos de la compañía, pues eso permitirá atraer, desarrollar y retener a las personas con las competencias necesarias e idóneas.
Otro activo que mueve a las organizaciones modernas que buscan la igualdad, es la meritocracia. Según este criterio, un trabajador debe destacar por sus méritos y conocimientos, más que por su origen, género o cultura. Eso permitirá construir un entorno enteramente equitativo, igualitario, inclusivo y competitivo.
Para Hermes, la meritocracia se ha convertido un valor esencial. No solo ayuda a atraer, fidelizar y desarrollar talento, sino también nos ayuda a “democratizar” la empleabilidad en todo sentido. Con una meritocracia de alcance transversal, todos los trabajadores tienen las mismas oportunidades de crecimiento sin distinción. Ese trato igualitario, esa política de igualdad es la nos motiva y nos mueve a seguir siempre adelante.
Finalmente, es importante que las empresas estimulen e incentiven de forma permanente a sus colaboradores a través de líneas de carrera, beneficios asociados a ella, así como planes de bienestar, con actividades de integración, servicios de consejería, cursos, becas, préstamos de estudios o vivienda, descuentos y campañas de salud para sus familias. Todos alineados de una manera transversal, sin distinción de sexo, cargo o edades.
La igualdad es un objetivo que debemos compartir todos: Gobierno, empresas y ciudadanía. No hablamos solo de un tema de justicia. La igualdad repercute en la confianza, en el desarrollo y la productividad de toda una sociedad. Por ello, debe verse como una prioridad y una necesidad.