Muchas enfermedades cerebrales como la epilepsia están causadas por la excesiva actividad de un pequeño número de células. Ahora, científicos han desarrollado y probado con éxito en ratones una nueva terapia génica capaz de dirigirse solo a esas neuronas hiperactivas y preservar las que actúan con normalidad.
Su descripción se publica en la revista Science y, según sus responsables, el nuevo tratamiento fue más eficaz que las anteriores terapias génicas o los fármacos anticonvulsivos probados en el mismo modelo, con una reducción de alrededor el 80% de las crisis espontáneas en los ratones epilépticos.
Aunque las terapias génicas podrían ser una forma prometedora, estas tienden a dirigirse indiscriminadamente a todas las neuronas de una determinada región del cerebro en lugar de a los circuitos problemáticos específicos responsables de desencadenar el episodio. Esto provoca que un tercio de los pacientes respondan mal a los tratamientos.
Para resolverlo, el equipo liderado por científicos de la University College London (UCL), desarrolló una estrategia de terapia génica que autoselecciona las neuronas patológicamente hiperreactivas y reduce su excitabilidad. Esta fue probada en modelos de epilepsia en ratones y en células neuronales en cultivo.
La estrategia trabaja a demanda de la actividad epiléptica y se regula por sí misma, por lo que puede utilizarse sin tener que decidir “a priori” qué células cerebrales atacar, describen los investigadores (el enfoque utiliza el gen Fos para controlar el gen Kcna1, que codifica un gen inhibidor que calma la actividad neuronal).
“Hemos inventado una terapia génica que se activa sólo en las células hiperactivas y se desactiva si la actividad vuelve a ser normal”, resume en un comunicado Gabriele Lignani, del Instituto de Neurología de la UCL.
En teoría, defienden sus responsables, esta podría utilizarse también para otras enfermedades, como el párkinson, la esquizofrenia y los trastornos del dolor, en los que algunos circuitos cerebrales están hiperactivos.
“Nuestros resultados indican que la actividad de las células cerebrales puede normalizarse y que este enfoque puede utilizarse para tratar importantes enfermedades neuropsiquiátricas que no siempre responden a la medicación”, concluye por su parte Dimitri Kullmann.
Para José María Serratosa, neurólogo especializado en epilepsia en el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, se trata de un trabajo de excelente calidad realizado por un grupo de investigación de reconocido prestigio en el campo de la epilepsia.
Aunque queda trabajo por hacer para su desarrollo preclínico y clínico, “es probable que esta forma de tratamiento se instaure en el futuro cercano”, señala en declaraciones recogidas por Science Media Centre España.
Serratosa, que no firma el estudio, opina que, además de los retos técnicos en humanos, hay que demostrar que esta forma de tratamiento no produce efectos adversos relevantes e investigar cómo podría dirigirse a diferentes grupos neuronales de forma selectiva.