El suministro energético de Europa no se vería afectado si se detuviera el gasoducto Nord Stream 2, diseñado para llevar gas ruso a Alemania, ya que el gasoducto aún no está en funcionamiento, aseguró la Comisión Europea (CE).
“Nord Stream 2 todavía no está funcionando, no está suministrando energía a Europa. No es una fuente de energía diferente, es un gasoducto diferente para un proveedor existente... No hay ningún cambio en la situación actual”, dijo un portavoz de la CE.
El canciller alemán, Olaf Scholz, paralizó el martes la certificación del gasoducto después de que Rusia reconociera formalmente dos regiones secesionistas del este de Ucrania.
Nord Stream 2 está diseñado para duplicar la cantidad de gas que fluye desde Rusia directamente a Alemania, evitando el tradicional país de tránsito, Ucrania, en el lecho del Mar Báltico.
Rusia suministra actualmente alrededor del 40% del gas que consume Europa.
La preocupación por las interrupciones del suministro en medio de la escalada de tensiones en torno a Ucrania ha llevado a la UE a buscar suministros alternativos de gas en los últimos meses, procedentes de países como Estados Unidos, Qatar, Azerbaiyán, Nigeria, Japón y Corea del Sur.
Las importaciones europeas de gas natural licuado alcanzaron un récord de unos 11,000 millones de metros cúbicos en enero. La Comisión ha dicho que sus modelos sugieren que la UE podría hacer frente a una interrupción parcial del suministro de gas ruso este invierno, señalando los niveles actuales de almacenamiento y los planes de contingencia de los países para las crisis de suministro.
Los analistas han dicho que una interrupción podría hacer subir los precios del gas en Europa, que se han disparado en los últimos meses y han llevado a la mayoría de los países de la UE a poner en marcha medidas de emergencia para proteger a los ciudadanos frente a la subida de las facturas.
La UE tiene previsto limitar su dependencia de las importaciones de combustibles fósiles a lo largo de la próxima década y más allá, mediante la transición a las energías renovables y el uso de menos energía. Para cumplir su objetivo de lucha contra el cambio climático en el 2030, la UE espera reducir su consumo de gas natural en más de un 25% respecto a los niveles del 2015.
El gas emite CO2 cuando se quema, pero se espera que mantenga una parte importante de la combinación energética de la UE a corto plazo, ya que los países dan prioridad a la eliminación del combustible fósil más contaminante, el carbón.